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El títere tiene superpoderes

por Redacción
24 de febrero de 2016
Javier Lamas muestra uno de los sencillos títeres que creó ayer en su charla en el campus de la Uva. / Kamarero

Javier Lamas muestra uno de los sencillos títeres que creó ayer en su charla en el campus de la Uva. / Kamarero

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A ‘Pirolo’ nadie le rechistaba. Todo se le consentía. Una regañina suya tenía efectos balsámicos. Era toda una autoridad en aquella aula. Todos los niños le hacían caso, a pesar de no ser carne y hueso, sino de madera y trapos. Pirolo no era el maestro sino el títere que aquel profesor utilizaba para gobernar la clase y, sobre todo, para enseñar, desde los números a las letras. Para el profesor Javier Lamas, Pirolo fue todo un descubrimiento. Y fue gracias a otro maestro con quien hizo prácticas y que hoy da clases en una escuela de San Cristóbal. Lamas se dio cuenta entonces que el títere tiene superpoderes.

“El poder educativo de los títeres es tremendo”, apuntó ayer Lamas, momentos antes de impartir un taller de construcción de títeres y su aplicación de guiñoles, marionetas, monigotes y muñecos en el aula. El profesor impartió la charla en el marco de una nueva edición de ‘Titiriuva’ , el proyecto, fruto de la colaboración de Titirimundi y la Universidad de Valladolid (Uva), para que los alumnos de Educación y maestros profundicen en el uso educativo de estos elementos, señas de identidad de todas las culturas.

A través de la papiroflexia, con papel y cartón reutilizados, Lamas llenó ayer de ‘títeres’ el aula 124 del campus de la UVa, ante una veintena de participantes en el taller. “Un títere puede ser cualquier objeto, solo hay que darlo vida”, apuntó el profesor, para quien los títeres, en relación con el ‘teatro’, en sentido puro del término, tiene la ventaja de que el adulto no expone su cuerpo, por lo que permite una relación o trato más directo con los niños. De la misma forma, razona Lamas, los niños “tienen voz” a través del títere, tanto cuando son ellos quienes los manejan como cuando participan como público. “Son terapéuticos, el niño, gracias al muñeco, es capaz de expresar sus emociones, tiene un elemento de afectividad enorme”, añade.

Muchos profesores en educación infantil ya utilizan los títeres de forma habitual en sus clases de educación infantil. Si los niños a edades tempranas ‘son como esponjas’, el guiñol se convierte en instrumento eficaz para transmitir conocimientos.

“El niño llega a prescindir del adulto, de la mano que mueve el títere y se dirige directamente al muñeco, y a él le consiente que le explique, hable y hasta regañe”, afirma Lamas, que destaca como culturas como la japonesa busca esta ‘relación directa’ en su teatro de marionetas o bunraku. “En el teatro de títeres japonés, el espectador es capaz de liberarse gracias a que el titiritero se viste de negro, el público se fija solo en el títere (…) con los niños pasa un poco lo mismo, tiene una capacidad asombrosa para abstraerse e interaccionar solo con el muñeco”, añade el profesor.

Lamas reivindica una mayor utilización de marionetas, muñecos y títeres en las aulas. “Para comunicarse con los niños, la televisión utiliza dibujos animados y muñecos y aprenden, eso lo dice todo, por eso hay que utilizarlo en las aulas, los niños son libres, muy creativos, no tienen aún muy definida la separación entre realidad y fantasía y con los títeres nos incorporamos a su mundo, el de la magia y la fantasía, y suponen un vehículo de comunicación, de educación, absolutamente bestial, tremendo”, recalca.

A estos ‘superpoderes’, Lamas añade uno más, el del estímulo que supone para los pequeños la creación de su propio títere. “Cuando un niño quiere fabricar su títere, su muñeco, su aparatito, su juguete, tiene que poner en juego un montón de facultades (…).. Tiene que observar, atender, medir, calcular, recortar y pegar, trabaja las matemáticas, pero también el lenguaje si luego quiere construir un diálogo o un cuento, las posibilidades son infinitas”, añade.

En su charla, Lamas explicó cómo puede construirse un títere desde materiales muy sencillos, desde un simple papel, y cómo en todas las culturas existen también marionetas, con sus propias señas de identidad, desde las más simples hasta aquellas más ‘sofisticadas’ y de manejo más complejo. No obstante, el profesor quiso ayer utilizar en el taller de la UVa materiales de fácil consecución y reciclaje, como el papel y el cartón. «No hay porqué gastar en la compra de material, si nos fijamos casi con cualquier cosa que tienes a mano se puede crear un títere, hay muchos materiales válidos a los que se puedan dar vida de alguna forma y comunicar», concluye. Y es que ‘Pirolo tenía superpoderes. Y como él, cualquier títere.

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