El Premio recibe el nombre en honor a Luis Daoíz, uno de los militares destacados en los episodios del 2 de mayo de 1808, y fue instaurado en 1908 por el Capitán de Artillería Don Francisco Villalón-Daoiz y Villalón.
El galardón consiste en un sable de hoja curvada sobre la que va la inscripción conmemorativa y un puño de madera con filigrana de oro.
El acto fue presentado por el general director de la Academia de Artillería, Alfredo Sanz y Calabria, que destacó el “liderazgo moral” del teniente general Miró Valls como rasgo más acendrado de su carrera militar, y aseguró que su trayectoria “ha sido un ejemplo para toda una generación de artilleros”.
Asimismo, subrayó la “capacidad de visión de futuro” del galardonado, que le llevó en su último destino como responsable del Cuartel Miltar de la OTAN en Madrid a desarrollar un sistema de defensa de puntos vulnerables en las grandes capitales españolas para activar en tiempo real ante cualquier amenaza de carácter terrorista, que ya se ha incoporado en los protocolos de trabajo de la organización militar europea.
Por su parte, el teniente general Miró Valls eligió en su intervención a la figura del jesuita Antonio Eximeno, primer jefe de estudios del Real Colegio de Artillería, y aseguró sentirse heredero “de las virtudes de un colegio de héroes”.
Asimismo, señaló que la Artillería española se ha significado a lo largo de la historia por su “educación en la excelencia a quienes van a ser jefes para que sean reconocidos como tales por sus subordinados, una cualidad a la que hoy se le llama liderazgo”.
Además, aseguró que a lo largo de su carrera “he tenido la oportunidad de cumplir las órdenes de artilleros admirables que engrandecieron mi alma militar, y de servir junto a compañeros cuyo buen hacer me ha servido como acicate para poder estar a su altura, y son estos los referentes en los que mi entendimiento encuentra la lógica que ha llevado a concederme la mayor recompensa que puede tener un artillero”.
Tras concluir el acto de entrega del premio, tuvo lugar en los jardines de la plaza de la Reina Victoria Eugenia, frente al Alcázar el tradicional acto de elogio a los capitanes Daoiz y Velarde, que la Artillería celebra con ocasión de la conmemoración del 2 de mayo de 1808.
En el monumento dedicado a los Héroes del Dos de Mayo esculpido por el escultor segoviano Aniceto Marinas, el capitán de artillería José Cristóbal del Real de las Heras dio lectura a la lección conmemorativa de esta efeméride, en la que se recuerda la defensa del madrileño Parque de Monteleón, primer hecho de armas de la Guerra de la Independencia contra el ejército francés.
