El juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que instruye el caso Gürtel, Antonio Pedreira, levantó ayer finalmente, con 24 horas de retraso, el secreto que todavía protegía a más de 50.000 folios de actuaciones en torno a la investigación de la trama de corrupción presuntamente dirigida por Francisco Correa.
Más allá de confirmarse el alcance de las componendas urdidas por el cabecilla de la red, que había montado un verdadero entramado empresarial para conseguir contratas y adjudicaciones de diversas administraciones en varias regiones españolas y que obsequiaba con generosidad a distintos cargos públicos a cambio de su influencia y sus favores, los documentos recién conocidos fueron objeto de controversia política, puesto que mientras el PP consideró que no aportan «nada nuevo» y confirman con rotundidad que no existió financiación ilegal del principal partido de la oposición, los socialistas insistieron en que tal circunstancia está menos clara que nunca y reclamaron a la formación de Rajoy que obligue a su ex tesorero Luis Bárcenas, a dejar de inmediato su escaño en el Senado.
Es precisamente el dirigente cántabro el que sale peor librado tras las nuevas revelaciones, puesto que el sumario señala «sin género de dudas» que L. B., siglas que aparecen reiteradamente en la contabilidad B de la trama en correspondencia con un perceptor de comisiones ilegales, es Luis Bárcenas, a quien el PP no ha suspendido de militancia y mantiene en su despacho de la madrileña calle Génova.
El ex tesorero habría recibido más de 1,3 millones de euros del entramado y, además, habría conseguido para Correa contactos en el organigrama de la formación popular, lo que permitía al jefe de la red obtener contratos de diversas Administraciones.
Al margen de tan cuestionables gestiones, lo cierto es que el propio cabecilla de la red proclamó ante el magistrado que los actos que organizaron sus empresas para el Partido Popular nunca se dieron «a dedo» y que «jamás» pagó a miembros de ese partido o cargos públicos para conseguir alguna contratación. Correa -que está preso junto a sus dos principales colaboradores, Pablo Crespo y Antoine Sánchez- prestó declaración ante el instructor el 30 de abril de 2009 y sostuvo que su enriquecimiento fue fruto de su «precio y calidad, siempre en concursos con otras empresas».
Gran generosidad
No obstante, lo que sí parece acreditado a tenor del sumario es que la trama pagó viajes de lujo a varios ex alcaldes y ex altos cargos del PP de Madrid imputados como el ex regidor de Arganda del Rey, Ginés López, al hoy diputado autonómico Benjamín Martín Vasco o al ex alcalde de Boadilla del Monte, Arturo González Panero. A Martín Vasco se le costearon una decena de billetes de avión, alquiler de coches y su propio viaje de novios, a EEEUU y la Polinesia, todo ellos por más de 345.000 euros. Algo más de medio millón fue el importe de lo entregado a Ginés López.
El expediente judicial también confirma la generosidad de Correa y sus secuaces con el presidente valenciano, Francisco Camps, que recibió obsequios de sustancial cuantía y que tenía con el lugarteniente de Correa en la región levantina, Álvaro Pérez, El Bigotes, una relación de amistad íntima que queda patente en diversas conversaciones telefónicas durante las cuales se pueden escuchar las ya conocidas expresiones de «te quiero mucho», «tenemos que hablar de lo nuestro» o «te has pasado veinte pueblos», en referencia a un obsequio.
Aunque resulte poco más que anecdótico, cabe reseñar que los ya célebres trajes no solo llegaron al líder autonómico, sino también al ex regidor de Boadilla, «uno de esos alcaldes que no saben vestir», según palabras de Correa. La trama también pagó zapatos, la luna de miel de su hermano y una televisión de plasma de 4.000 euros.
