Hay empates y empates. Hay repartos de puntos de los que te dejan con un buen sabor de boca porque logras rescatar uno de los tres que tenías perdidos, y otros que te dejan frío, porque se te escapan dos de los que tenías en la mano. Ayer, el CD La Granja redefinió esas sensaciones al quedarse enfadado por lograr un empate tras recuperar uno de los tres puntos que el Atlético Tordesillas creía tener en la mano gracias a su guardameta, después de un partido que empezó con intención futbolística, y acabó apelando a la testiculina. Y todo ello, con la niebla sin dejar ver más allá de 20 metros, para ponerlo todo más fácil.
Jugaban los granjeños ante un equipo pucelano dirigido por José Luis Fernández, quien no salió del club precisamente de “buen rollo” con los futbolistas locales, que durante el primer tramo del partido tuvieron una intención futbolística de lo más interesante, con Guillermo ejerciendo de líder en el centro del campo, tratando de jugar el balón por abajo, y de llegar al área usando las bandas, más la de Xavi que la de Adri, aunque con escaso remate. Por su parte, el Tordesillas esperaba atrás con mucho orden en sus filas, esperando un error en los de casa, y apretando con intensidad en la presión en primera línea.
Poco a poco la intención futbolística de los de casa fue decayendo, y al equipo de Jadraque se le comenzaron a ver las costuras, primer en la zona de vanguardia, con Iván y Ricardo siendo recriminados por sus compañeros por no apoyar en labores defensivas, y luego en la retaguardia, con Pluma llevando la línea demasiado cerca de Yiyo.
Y así, en una acción en la que Ricardo no presionó con insistencia la salida del balón de los visitantes, Guillermo no llegó a hacer falta a un jugador visitante que abrió la pelota sin oposición a la banda, Xavi no pudo taponar el centro, y Lamas se pasó de frenada en su intento de defender la portería local. El resultado no fue otro que el 0-1, obra de Alvarito, rematando en semifallo el servicio de Hamat.
El gol le quitó al CD La Granja toda la fe que le podía tener a lo que hasta ese momento estaba haciendo. Tanto fue así que el equipo de casa no fue ni la sombra de lo que apuntaba al inicio del choque, y el Tordesillas campaba a sus anchas por el campo. Eso sí, sin la ambición necesaria para marcar un segundo tanto, por lo que al descanso, y con la niebla ya presente, se llegó con la mínima victoria visitante.
Tras el descanso, no cambió demasiado la decoración del partido en los primeros compases, con Pluma sacando un cabezazo de Saúl que hubiera supuesto el 0-2, y el CD La Granja sin dar demasiadas señales de vida, por lo que Jadraque apostó por mover el banquillo, y tomar más riesgos, dejando una defensa de tres, y protegiendo a Chiqui con David Martín y Pablo en la medular. Ello, junto con la obsesión del Tordesillas de retrasar sus líneas y perder tiempo de cualquier manera, terminó por enardecer los ánimos de los granjeños que pasaron a dominar totalmente el partido, con menos fútbol, pero más arrojo.
Y así, comenzaron a llegar las ocasiones, y la figura del portero visitante, Farolo, comenzó a crecer hasta hacerse casi inmensa. El guardameta del Tordesillas le sacó dos remates inverosímiles a Guille, contó con la colaboración de su defensa para despejar otro de Kike a dos metros de la línea, y aguantó lo justo para que un desdibujadísimo Ricardo le echase el balón a las manos en una ocasión casi imposible de fallara para el delantero local.
Pero Farolo ya no pudo sacar el duro remate de Guille en un libre directo que el centrocampista granjeño ajustó al palo. Por entonces el Tordesillas ya solo dejaba a Hamat en la punta, y aún así el delantero visitante metió en un lío a la zaga granjeña, obligando a Pluma a ceder la pelota a Yiyo, que la cogió con las manos. El susto del libre indirecto dentro del área no pasó a mayores para los locales, que continuaron lanzando su ataque, con Iván (de menos a más en el partido) encontrándose con Farolo en su remate cruzado, y con Josete topándose con la defensa en la última acción de ataque del encuentro, con el portero tordesillano empañando su brillante tarde tras fingir una agresión por parte de los aficionados.
Finalizado el choque, Javier Jadraque consideró que su equipo había sido el único que había querido ganar el partido, “ya que el contrario se ha encontrado con un gol y no ha hecho otra cosa más que defenderse”, mientras que José Luis Fernández afirmó que el choque había tenido dos partes bien distintas, “y en la primera nosotros controlamos mejor en todas las parcelas del campo, pero en la segunda La Granja nos apretó, y tuvimos la suerte de que no nos empataran antes. El punto conseguido nos deja un buen sabor de boca”.
