El sector agrario, en el marco de todas las actividades económicas, no ha sido el peor parado por los acuerdos adoptados desde el gobierno para la subida de tipos en el IVA. Aunque por una parte va a tener que pagar unos precios más caros en la compra de diferentes medios de producción, desde las semillas a la maquinaria o la energía eléctrica, el gobierno elevó a la vez en dos puntos el porcentaje del impuesto percibido en la venta de sus productos agrícolas y ganaderos. Esta medida entrará en vigor el 1 de septiembre, por lo que sería importante para los agricultores no facturar antes de esa fecha. Al final, se puede hablar de un equilibrio entre lo que sale por una mano para las compras y lo que se puede ingresar por las ventas. El sector paga más IVA y el Gobierno, en medio de la sorpresa de las organizaciones, dio luz verde a una reivindicación histórica que ha estado en las mesas de las negociaciones de los años pasados, aunque sigue sin equipararse la tasa devuelta entre los productos agrícolas y los ganaderos.
A la hora de hablar del IVA se deben hacer tres análisis diferenciados: la tasa en los productos que compra el campo; el impuesto con el que se tasan los productos alimentarios y el que reciben agricultores y ganaderos para compensar los IVA pagados.
En lo que se refiere a la carga pagada por el sector agrario, se ha producido una importante subida que puede afectar a la competitividad. En los últimos tiempos, se había reclamado una bajada en los piensos, en el gasóleo, el desarrollo de una política para bajar el precio de la energía o de la maquinaria para reactivar las ventas.
Frente a esas peticiones, el Ejecutivo ha respondido con una subida del impuesto en las semillas y los plantones, de los fertilizantes, de los piensos, de los gastos veterinarios y de los productos fitosanitarios del 8% al 10%. Eso no ha sido lo peor, porque la energía y los lubricantes pasan del 18% al 21% al igual que la maquinaria agrícola y los gastos de mantenimiento. Unas subidas que afectan directamente a los bolsillos de agricultores y ganaderos, que anualmente se gastan en ese conjunto de medios de producción unos 20.000 millones de euros.
El aumento es perjudicial para el conjunto de actividades económicas que suministran ese conjunto de medios, como las industrias de fertilizantes o las de maquinaria. En el caso concreto de los fertilizantes su queja es porque ese 10% de IVA con que se gravarán esta campaña sus productos, es superior al que soportan esos mismos productos en Portugal con el 6%, con el 7% en Francia o el 4% de Italia. Además, el malestar por la subida de las tasas es, porque tanto en fertilizantes como en otros medios de producción, el IVA es también superior al que pagan agricultores y ganaderos en otros países tanto en semillas como en energía o en carburantes, lo que afecta directamente a sus competitividad al tener más costes de producción.
Un segundo aspecto es el tipo con el que se gravan los productos. En ese punto, el Gobierno ha mantenido el superreducido del 4% para la mayor parte de los que se pueden considerar como básicos en la cesta de la compra, como son pan, los productos lácteos, aceite, huevos, frutas y hortalizas o harinas. En un segundo nivel donde el IVA pasa del 8% al 10% se hallan el resto de los alimentos, donde destacan las carnes. En este bloque de productos hay ciertos tipos que favorecen a unas industrias y perjudicaba a otras. Por ejemplo, en las carnes, no se ve bien que un producto básico como el pollo, tenga una tasa del 10% mientras un queso solo lo haga a un 4%. El conjunto de los productos admiten todo tipo de casuística, como por ejemplo, el hecho de que flores y plantas pasen nada menos que del 8% al 21%, razón por la cual se teme un caída en las ventas. Algo similar sucede con el vino, en la normativa un alimento y, sobre todo, por el riesgo que supone para sus ventas la supresión de una paga extra en diciembre para casi tres millones de trabajadores públicos que en esas fechas aumentaban su demanda de vino y cavas.
Finalmente, en la parte positiva de toda esta guerra hay que hablar del IVA percibido por agricultores y ganaderos para compensar el pagado en la compra de medios de producción. En la actualidad es del 10% para los productos agrícolas y del 8,5% para los ganaderos y los pesqueros. La subida era una vieja reivindicación del sector y siempre hubo una respuesta negativa desde Hacienda. Por todo lo que ello conlleva como una reclamación histórica, el sector ha recibido con cierta sorpresa el que justamente ahora el Ejecutivo decidiera aumentar en dos puntos el IVA anterior hasta el 12% en los productos agrícolas y hasta el 10,5% en los ganaderos. El sector agrario siempre reclamó que el IVA percibido fuera igual para los productos agrícolas que para los ganaderos, petición que siempre rechazó la Administración por estimar que los costes de producción eran superiores en la actividad agrícola, que en la ganadera.
