No se preocupe el lector, que este titular tiene poco que ver con el disco del grupo musical del momento, sino que versa del verdadero secreto de las tortugas, el que dice, entre otras cosas, que “las tortugas van despacio, pero llegan. Sanan despacio, pero sanan”. Y es que, después de siete derrotas consecutivas, la Segoviana sumó ayer su tercer partido liguero seguido empatando al repartirse los puntos con el Eibar en un encuentro típico de los que el conjunto azulgrana está jugando en casa, es decir, haciendo más que el oponente por llevarse los tres puntos, pero sin terminar de conseguirlos. Ahora se empata lo que hace un mes se perdía. Algo hemos avanzado, aunque sea a paso lento, como las tortugas. Y si no, pregúntenselo al Burgos, que ya queda a cuatro puntos.
Como ya sucediera ante el Guijuelo, o ante el Alavés, o frente a la Real B por citar los tres últimos ejemplos en partidos de casa, el conjunto de Paco Maroto buscó el contacto con la pelota, y trató de madurar sus acciones de ataque frente a un oponente que, con mucho orden en su sistema táctico, basaba su ofensiva en acciones rápidas y jugadas de estrategia. Quizá por ello la primera parte tuvo escasas llegadas al área rival, comenzando la Segoviana a inquietar el marco de Irureta con varios escarceos de Font y una acción de Ricardo en la que el mediocentro/mediapunta/delantero azulgrana pidió penalti por manos de un defensa visitante. Mientras tanto, el Eibar ponía orden en su defensa, y llegadas por la banda derecha a través de un Mainz que puso un par de centros bien detenidos por Durán.
El partido se movía entre los intentos de la Segoviana por llegar al área rival, y el control férreo de la defensa eibarresa, sobre todo en el marcaje a un Fran que posiblemente rinda mejor de delantero fuera de casa que en La Albuera por un tema de espacios, cuando en el primer saque de esquina que botó el cuadro de Mánix Mandiola, Espín cabeceó en el primer palo el 0-1 ante una cierta pasividad de la defensa azulgrana, y un Durán que pudo hacer más, como sí hizo poco más tarde, cuando en un mano a mano con Lombraña en plena “caraja” local, logró detener el remate que tenía toda la pinta de convertirse en el 0-2.
Sin hacer demasiadas cosas bien, la Segoviana tampoco había hecho nada tan malo como para ir perdiendo por 0-1 al descanso, que evidentemente era un premio demasiado generoso para un Eibar que, a partir de ese momento, se dedicó, primero con discreción, después con más descaro, a perder el tiempo esperando que su rival se descosiera y así sentenciar a la contra.
La cosa le mejoró a los de casa tras el descanso, ya que la entrada de David Terleira por Font puso a Fran en su sitio, el interior diestro, y permitió a los locales encontrar una referencia para enviar sus centros. Cajoto mejoró por la banda zurda, y tras una falta rápidamente botada por el atacante gimnástico, el lateral Bingen tocó claramente el balón con la mano. El penalti lo transformó Fran, no sin cierto suspense.
El 1-1 dio alas a la Segoviana, que apostó por ganar el partido, y a punto estuvo de conseguirlo si el remate clarísimo de Maikel dentro del área eibarresa no se hubiera encontrado con el larguero, o si Irureta no hubiera desviado a córner en el último un envenenado lanzamiento cruzado de Ricardo. Entre medias, Bingen vio la segunda cartulina amarilla tras una falta con poco sentido a Maikel en el centro del campo, así que la Segoviana se vio con el partido empatado y un jugador más para intentar la victoria.
Pero… a los azulgrana les entró la ansiedad, y con ella la falta de ideas en ataque, algo que se notó demasiado en jugadores como Manu, demasiado pendientes de no perder la pelota en el centro del campo, y qué mejor para evitarlo que echar el esférico para atrás en lugar de hacia delante, para desesperación del respetable.
El Eibar hizo lo que el Alavés en su día cuando también se quedó con diez. Plantó dos líneas de cuatro cerca de su área, y con mucho rigor táctico y no poco despliegue físico logró mantener a raya los ataques locales, e incluso disponer de alguna acción peligrosa, sobre todo (y de nuevo) a balón parado, aunque sin rematar entre los tres palos. Al final hubo reparto de puntos, que para algunos significa muy poco, pero que no deja de ser sumar. Así que la Segoviana camina, de momento, como las tortugas, pero camina. Y tampoco se puede olvidar que fue despedida con aplausos por la afición, demostrando que la herida que se abrió en Aranda también está sanando.
PACO MAROTO: «No sé qué más se puede hacer para ganar»
“No perdemos, pero no ganamos, pero es que no sé si podemos hacer más para ganar un partido. Sabíamos que el Eibar era peligroso en las acciones de estrategia, y de ahí ha llegado su gol, pero a partir de ese momento creo que los hemos defendido mejor. Es una pena que después del esfuerzo que han hecho los jugadores al final sólo sumemos un punto. Algún día caerá la moneda de cara. Entiendo que ahora empatamos los partidos que antes perdíamos, pero punto a punto no vas a ninguna parte. Confío en que alguna vez obtengamos lo que nos merecemos a nivel futbolístico. Creo que hemos sido superiores al cuarto clasificado de esta Segunda B, que apenas ha lanzado entre los tres palos. El de hoy (por ayer) es el primer gol que nos meten de saque de esquina, pero es que estamos hablando de rivales que tienen muchísima envergadura. Lo que sí debemos trabajar más son nuestras jugadas de estrategia a favor, porque sacamos muy poco beneficio de esas acciones. Pero considero que lo hemos hecho todo para ganar el partido, aunque al final estábamos muy cansados”.
