Representa a todo un sector peculiar y específico en una gran metrópoli como Madrid. Es el presidente de la Peña de Taxistas Segovianos, cargo que ha mantenido durante 28 años y hasta esta misma semana en la que ha sido relevado por Jesús García.
“Eran muchos años y era hora de dejarlo ya”, asegura este empresario, nacido en Duratón, municipio con nombre muy segoviano. A su tierra natal regresa muchos fines de semana para disfrutar, ya jubilado, del sosiego del pueblo, y también para ejercer, a modo de pasatiempo, la agricultura en unas pequeñas parcelas.
Era el pequeño de una familia de diez hermanos. De su pueblo natal se despidió por primera vez para cumplir el servicio militar, con 21 años. La hizo en Cáceres y Madrid. Una vez licenciado atendió a su espíritu emprendedor abriendo una pequeña tienda de ultramarinos en la calle Villaamil. La regentó durante cinco años y logró ganar lo suficiente para adquirir un taxi y su licencia. Decidió cambiar el mostrador por el volante y amplió el negocio del transporte de viajeros hasta acumular hasta cinco vehículos.
Con otros profesionales creó, en 1984, la Peña de Taxistas Segovianos. A ello también contribuyó un trágico suceso: el asesinato en 1984 de un compañero del gremio. La peña decidió amparar a los miembros o a sus familias que, por circunstancias ajenas o propias, necesitasen ayuda. Y así lo ha hecho en estas tres décadas en que ha presidido el colectivo que ha llegado a aglutinar más de 3.000 socios. Hoy apenas quedan 600 de las 16.529 licencias que tiene Madrid. Los cambios generacionales y las jubilaciones han reducido los asociados. Pero aún así continúan reuniéndose cada año. Las fechas navideñas son las citas con mayor concurrencia y a ellas suelen acudir autoridades madrileñas. Justo del Val recuerda la sorpresa que le causó al entonces alcalde, Álvarez del Manzano, al ver un salón con 800 comensales; pero se llevó las manos a la cabeza cuando comprobó que había otros 400 en la planta superior.
Ha visto cambiar el color negro de los taxis por el blanco; la evolución de los combustibles, gasolina, butano, gasóleo, eléctricos… Y si muchos son los kilómetros recorridos, tampoco son pocas las anécdotas que guarda. Ha llevado a muchos famosos, a políticos como Pablo Castellanos, y recuerda con alegría a la pareja formada por Carmen Sevilla y Augusto Algueró. “Como todos los taxistas, dice con humildad”. Con menos ilusión menciona el caso de una mujer que, tras una larga carrera, le dejó esperando y, como prenda, una maleta que nunca recogió su dueña y que luego comprobó que estaba vacía. Y la hemeroteca es testigo de un suceso ocurrido en 1970 cuando un delincuente robó un vehículo que chocó con su taxi, por lo que pudo ser detenido por la Policía.
El gran corazón de Justo y el amor que profesa a su tierra ha llevado a que la Peña de Taxistas a colaborar siempre con el Centro Segoviano en Madrid, así como con otros grupos de taxistas. Además es vocal consejero de una mutua de Accidentes de Trabajo; y ayuda en cuanto puede a sus compañeros de profesión, como siempre ha hecho con amigos y clientes.
A fondo:
Un monumento de la provincia de Segovia: La iglesia de Duratón
Un lugar de Madrid: Puerta del Sol
Un plato preferido: Callos a la madrileña
Una bebida: Cerveza fría
Una afición o deporte: Pelota a mano
Un equipo: Atlético de Madrid
Un libro: El Quijote
Una película: La muerte tenía un precio
Una canción: Soledad, de Emilio José
