Las puertas del Congreso se abrieron ayer, por vez primera en domingo, para homenajear a las víctimas del terrorismo en un acto encabezado por los Reyes y que simbolizó la unanimidad de las fuerzas parlamentarias a la hora de reconocer a estos afectados, un «símbolo de la democracia» según Don Juan Carlos.
El pleno se celebró en 27 de junio porque la Cámara decidió que a partir de ahora esta fecha conmemorará el Día de las Víctimas del Terrorismo, coincidiendo con el atentado que en 1960 costó la vida a la niña de 22 meses Begoña Urroz en San Sebastián y que investigaciones recientes atribuyen a ETA, lo que la convertiría en la primera víctima de la banda.
En el hemiciclo estuvo presente una amplia presencia de diputados y senadores de todos los grupos parlamentarios, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; seis ministros y también autoridades institucionales y representantes de las víctimas, que siguieron el acto desde la tribuna.
A su llegada a la plaza de las Cortes, y antes de acceder al Congreso por la Puerta de los Leones, los Reyes fueron ovacionados y vitoreados por muchos ciudadanos que se agolpaban en la zona.
Ya dentro del Hemiciclo, el presidente del Congreso, José Bono, pronunció un discurso muy combativo con el terrorismo, y de «gratitud inmensa» a las víctimas por su ejemplo y por no invocar «la ley del Talión».
Bono aseguró que contra el terrorismo no puede haber «ni un regate de más, ni un paso de menos», porque los políticos, «sin excepción ideológica alguna», no pueden permitirse «ni el más mínimo resquicio de duda» y deben trabajar «todos a una».
Hasta tal punto insistió en esta idea, que invitó a amonestar a aquellos políticos que se atrevan a «pisar la línea roja» y pidió a los ciudadanos que castiguen «severamente» al responsable que se «distraiga» en un camino que describió como de «ambigüedad cero», porque «cualquier indicio de permisividad hacia los entornos del terror es absolutamente imperdonable». «En la lucha antiterrorista no caben los tibios», proclamó el presidente del Congreso.
Tras las palabras del socialista, todos los asistentes puestos en pie guardaron un minuto de silencio para recordar a las víctimas y, a continuación, Don Juan Carlos se dirigió a la Cámara.
En su alocución, el Rey insistió en la gratitud y el reconocimiento que la sociedad debe a los que han sufrido la «barbarie del terrorismo» y a sus familiares, y los consideró, no solo un «referente cívico», sino también «un símbolo de la firmeza de nuestro compromiso con la democracia y la libertad».
El Monarca recordó que acabar con la violencia con «todos los instrumentos del Estado de Derecho» es una «prioridad insoslayable para todo país libre y democrático» e hizo referencia a la necesaria unidad que debe presidir esta tarea.
Para el jefe del Estado, la unidad política contra el terrorismo es una demanda de la sociedad y también «una obligación de todos los demócratas y un deber frente a las víctimas y sus familias».
Además, Don Juan Carlos, que aseguró a las víctimas que «toda España está y estará en todo momento con ellas», manifestó: «Todos tenemos el deber y la responsabilidad de agradecer su coraje, de proteger su dignidad, de garantizar sus derechos, de reparar su sufrimiento».
El discurso del Rey fue acogido con una prolongada ovación por parte de los asistentes, que a continuación escucharon la interpretación de una pieza musical a cargo de la Orquesta Sinfónica de Chamartín.
