El rescate de los 33 mineros atrapados desde el pasado 5 de agosto en el norte de Chile entró ayer en su cuenta atrás con la noticia de que comenzará a las 00,00 horas locales (las 04,00 horas en España) de mañana. El anuncio lo hizo el ministro de Minería, Laurence Golborne, tras los positivos resultados de los ensayos realizados con la cápsula Fénix, diseñada y construida por la Marina chilena para evacuar a los trabajadores.
Los ensayos con la cápsula, que fueron filmados en detalle, tuvieron lugar tras completarse el encamisado (revestimiento) del primer tramo del conducto abierto por la perforadora T-130, a cargo del plan B del rescate.
La T-130, apodada La Milagrosa o La Liebre por los familiares de los mineros, abandonó ayer la mina San José, de regreso al yacimiento Doña Inés de Collahuasi, en Iquique, a 1.000 kilómetros al norte de Copiapó, a la que pertenece, entre vítores, aplausos, bocinazos y lágrimas de emoción de los familiares y de los propios técnicos que la manejaron.
La Fénix, de 3,95 metros de largo, 51 centímetros de diámetro y casi 400 kilos de peso, dijo Golborne, bajó a 610 metros.
«Los resultados han sido muy promisorios, muy positivos, la cápsula se comporta muy bien dentro del conducto, se adapta al desplazamiento con encamisado (revestimiento), sin encamisado, no existe movimiento ni bamboleo, no existe ni siquiera caída de polvo dentro de este conducto», subrayó. «Hay optimismo, desde el punto de vista técnico el rescate avanza bien», añadió.
Ahora se trabaja en la instalación de un sistema de izado de origen austríaco, que será el utilizado para bajar y subir la cápsula, apuntó Golborne. También explicó que en el fondo de la mina, los atrapados están construyendo una plataforma para alcanzar la altura de 2,40 metros que es hasta donde llegará la Fénix en su descenso.
En el momento del rescate, los 33 operarios utilizarán unos cinturones biométricos que usan los astronautas de la NASA en sus simulacros o los soldados de élite del Ejército estadounidense, con el fin de medir sus constantes vitales mientras asciendan a la superficie, de modo que puedan tenerles controlados en todo momento.
Ben Morris es un ingeniero norteamericano de la compañía Zephyr, responsable de la elaboración de estos dispositivos, que ha puesto 12 unidades a disposición de los equipos de rescate para controlar la salud de los trabajadores sepultados durante los 630 metros que recorrerán recluidos en las cápsulas Fénix.
Morris explicó que los fajines miden la temperatura de la piel, frecuencia cardíaca y respiratoria, presión sanguínea, consumo máximo de oxígeno y otros indicadores, que los equipos médicos podrán seguir en tiempo real en la superficie de la mina a través de un sistema de conexión bluetooth.
Estos modernos equipamientos, que cuestan unos 2.000 dólares cada uno, se usan en situaciones muy específicas, como en el entrenamiento de astronautas o bomberos, así como en casos de ataques químicos, biológicos o nucleares. «Se trabaja con los cinturones en operaciones clasificadas de las fuerzas especiales del Ejército estadounidense para asegurarse de que los soldados están a salvo cuando se entrenan», indicó el ingeniero.
Aunque todavía no se sabe quién será el primer evacuado, ayer se conoció quién será el último: Luis Urzúa, topógrafo y jefe de turno de los 33, según confirmaron los expertos de la Asociación Chilena de Seguridad, que se han preocupado de la preparación física y psicológica de los mineros para el rescate.
Se conoce que en primer lugar saldrán los hábiles, después los débiles y finalmente los más fuertes del grupo, en una operación que puede concluir en 48 horas, es decir, que puede acabar el viernes.
Luis Urzúa, de 54 años, se convertirá así en la persona que en el mundo habrá pasado más tiempo que nadie atrapado a 700 metros de profundidad y que ha vivido para contarlo.
Protagonistas del refugio.-
Luis Urzúa (54 años). Topógrafo y jefe de turno, asumió el mando los 17 días en que los mineros estuvieron esperando a que los equipos de rescate los localizaran. Será el último en abandonar el refugio.
Florencio Ávalos (31). Es capataz, el segundo en jerarquía.
Renán Ávalos (29). Su rostro fue el primero de los mineros atrapados que pudo verse.
Yonny Barrios (50). Enfermero, pone inyecciones y redacta los informes médicos de sus compañeros. Fuera le esperan su esposa y su amante.
Víctor Segovia (48). Escribe todo lo que ocurre bajo tierra. Su idea es publicar un libro al salir.
Mario Sepúlveda (39). Es quien ameniza los vídeos del encierro.
Franklin Lobos (52). Ex futbolista, coincidió con Iván Zamorano.
Víctor Zamora (33): Bautizado como El Poeta porque le escribe versos a su mujer.
Omar Reygada (56). En sus 30 años como minero ha quedado atrapado en tres ocasiones.
José Henríquez (56). Es evangélico y ejerce de guía espiritual del grupo.
Mario Gómez (63). Envió la primera carta en la que se describían las coordenadas del refugio. Escapó a varios accidentes, pero le faltan tres dedos de una mano.
José Ojeda (47). Redactó el mensaje: «Estamos bien en el refugio los 33».
Edison Peña (34). Fanático del deporte, corre 10 kilómetros diarios en el interior de la mina.
