Bachar al Asad comienza a quedarse sin respaldos entre los suyos. Y es que, mientras la comunidad internacional continúa sancionando al régimen sirio e instando al presidente a que comience una transición política que termine con su dimisión, dentro de su propio aparato de poder se suceden las bajas. Ayer, tres miembros de su Gobierno, entre ellos el primer ministro, Riad Hiyab, huyeron a Jordania y se unieron a los rebeldes que combaten contra el Ejecutivo de Damasco, mientras la facción sunita del Ejército y el aparato de seguridad se desvincula del Gabinete con la deserción de cientos de sus efectivos a Turquía.
Hiyab, que fue nombrado premier sirio el pasado mes de junio, justificó su marcha, organizada durante los últimos dos meses por el opositor Ejército Sirio Libre, al calificar al régimen de «asesino y terrorista», por lo que, según agregó, «me uní a la revolución de la libertad y la dignidad».
El exjefe del Gobierno huyó a través de la frontera hacia Jordania, aunque se cree que uno de sus destinos finales posibles es Qatar. En su marcha estaba acompañado de otros dos miembros del Gabinete, aunque no se precisaron las identidades de estos dos últimos.
El exprimer ministro, de 46 años, había dedicado gran parte de su vida a servir lealmente a Al Asad y tuvo altos cargos en el seno del partido gobernante. De hecho, antes de ser nombrado número dos del presidente, ocupaba la cartera de Agricultura. Su puesto será ocupado por el hasta ahora viceprimer ministro, Omar Ghalawanyi.
Además, según indicaron fuentes rebeldes, también desertó el primer y único cosmonauta del país, Mohamed Ajmed Faris, quien escapó a Turquía. El piloto de la Fuerza Aérea, oriundo de Alepo, se unió a las fuerzas insurgentes.
Pero la pérdida de apoyo no se queda ahí, ya que tres generales brigada del Ejército se fugaron del país para alistarse a las filas opositoras.
En este sentido, las tropas leales al régimen comienzan a separarse del mando de Al Asad. Así, los militares sunitas están abandonando la disciplina castrense para refugiarse en la vecina Turquía. Según detalló un oficial sirio que desertó recientemente, cientos de oficiales sunitas han huido en los últimos días.
Batalla decisiva
Mientras tanto, los rebeldes se preparan para enfrentar a las tropas del Gobierno en la norteña localidad de Alepo, en lo que los medios estatales han descrito como una «batalla decisiva».
«Estamos esperando a las 25.000 tropas que este cobarde régimen ha desplegado a nuestro alrededor en la ciudad y les daremos una verdadera batalla», afirmó el comandante insurgente Abu Omar al Halabi. «Pese a los intensos bombardeos y ataques desde aviones, nuestras tropas están avanzando hacia el centro de la ciudad», añadió.
Al Halabi aseguró que hubo fuertes bombardeos en el área de Salahedín, en el sudoeste de esta urbe, centro financieron del país, y en Al Sukkari y Hananu, en el noreste, al tiempo que notificó que los insurgentes habían derribado un helicóptero del Ejército cerca de un aeropuerto militar.
También Damasco se convirtió en triste protagonista de la jornada, ya que la sede de la televisión estatal en la capital fue objetivo de un atentado, en el que resultaron heridas de distinta gravedad varias personas y se registraron daños «considerables» en el edificio del canal, considerado el principal instrumento de propaganda del régimen.
Por otro lado, al menos 28 personas fallecieron en todo el país, según detalló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos
