Al menos 90 personas, 65 de ellas civiles, fallecieron ayer por un bombardeo efectuado por varios helicópteros del régimen sirio sobre la ciudad de Alepo, en el norte del país, según informó el Observatorio para los Derechos Humanos, una ONG de oposición al Ejecutivo de Bashar al Asad. «Casi un centenar de ciudadanos han perdido la vida, 10 de ellos niños, cuando las aeronaves del Gobierno arrojaron distintas bombas de barril sobre zonas controladas por los rebeldes».
Estos artefactos suelen tratarse de contenedores llenos de combustible y explosivos que al estallar causan inmensos e indiscriminados daños cuando son arrojados sobre grandes masas de población. Se trata de un arma muy criticada por las ONG por su falta de precisión.
Con estas perdidas, la jornada de violencia en Alepo dejó más de 150 muertos si se añaden los 26 fallecidos en combates entre rebeldes y grupos islamistas que aprovechan el conflicto para apropiarse de sectores de las localidades en disputa.
