El Real Madrid batió ayer con comodidad por 4-1 al Getafe y recuperó la sonrisa en la Liga. El equipo que dirige Carlo Ancelotti reposó en la magia creativa de Isco, en la potencia de Cristiano Ronaldo y en el sacrificio de Ángel Di María para reencontrarse con el triunfo en el campeonato local.
Así, el conjunto blanco mantuvo la distancia de dos puntos respecto al Barcelona y al Atlético de Madrid y supera por dos unidades al Villarreal, que horas antes empató sin goles contra el Celta.
Tal como ocurrió en la goleada del martes contra el Galatasaray en el estreno en la Champions, el Real Madrid fue de menor a mayor a lo largo del encuentro.
La escuadra ‘merengue’ no solo tuvo que remontar una desventaja inicial en el resultado, sino que pudo doblegar futbolísticamente a su rival en el segundo tiempo. El Getafe, en tanto, sumó su tercera derrota en los cinco partidos disputados y se encuentra apenas un punto por encima del descenso.
Ángel Lafita abrió la cuenta para los visitantes cuando aún no se había llegado al minuto cinco, mientras que Pepe, Cristiano Ronaldo, con un tanto de penalti y otro de taco, e Isco materializaron la remontada.
El partido que suponía ser el debut de Gareth Bale ante la afición en el estadio Santiago Bernabéu terminó por contar una historia muy distinta. El extremo galés sufrió una molestia en el muslo izquierdo durante el calentamiento previo sobre el terreno de juego, lo que le obligó a quedarse fuera del partido a última hora.
El puesto del exfutbolista del Tottenham fue ocupado precisamente por Isco, uno de los conductores del juego del equipo conducido por Ancelotti.
Una vez comenzado el encuentro, el tempranero gol de Lafita, después de que Cristiano perdiera un balón en campo propio, provocó las caras de desconcierto de los jugadores del Real Madrid y disparó los murmullos en las gradas.
El Real Madrid parecía repetir las dudas del último encuentro liguero contra el Villarreal, hasta que el ímpetu de sus futbolistas pudo empezar a torcer la historia.
Pepe igualó el duelo después de recoger un rebote de Miguel Moyá y poco después de la media hora de juego, Míchel cometió un penalti al tocar la pelota con la mano en un salto de barrera y luego Cristiano transformó la falta en gol.
En la segunda mitad, el físico del Getafe se esfumó y el dueño del campo consiguió ese tercer gol que le permitió sentenciar el asunto. Isco capitalizó un tiro libre rápido de Cristiano y luego hizo delirar al Bernabéu con una definición de clase dentro del área.
El cierre del encuentro sirvió para que el Bernabéu valorara el esfuerzo realizado por Karim Benzema, pese a no haber convertido ningún gol, para que Míchel se retirara expulsado y para que Cristiano regalara la fresa del postre con un gol de taco, luego de un centro venenoso de Sami Khedira.
El conjunto blanco volvió a ganar en la competición doméstica, no pudo celebrar el debut en casa de Gareth Bale, pero se quedó con la tranquilidad de verse nuevamente en el buen camino.
