El matador de toros colombiano de Bogotá, Jaime González «El Puno» fue el invitado especial de la 251 Tertulia Taurina de Segovia celebrada en su sede, mesón Patricia y que al igual que las precedentes contó con interesante colectivo de aficionados que pulsaron las teclas de los recuerdos y sensibilidades de «El Puno», un torero que tuvo su predicamento y mayor esplendor en las décadas de los años sesenta-setenta. Fue acompañante en muchos carteles del por entonces fenómeno de masas y mediático Manuel Benítez «El Cordobés». De hecho fue el testigo de su alternativa.
Efectivamente, fue testigo junto a Diego Puerta de padrino de la ceremonia de alternativa que tuvo lugar en Valencia el 30 de julio de 1970 con toros de Benítez Cubero que era la ganadería predilecta del «ciclón de Córdoba». Al año siguiente confirmé el 19 de mayo apadrinado por El Viti con Dámaso González de testigo, toros de Baltasar Ibán y Lisardo Sánchez. Toreé mi primera novillada en España en Badajoz el 6 de abril de 1969 y luego en Las Ventas el 12 de abril del 70 con Chibanga y «Morenito de Cáceres».
Yo comencé mi aventura torera en mi ciudad natal participando en novilladas económicas para después torear muchas tardes en diversas plazas colombianas en la parte seria del espectáculo «El Empastre». Retornando a mi bagaje español, ya comentadas las corridas de alternativa y confirmación, actué en un festival celebrado en Madrid sustituyendo a Diego Puerta que enfermó la víspera y que coincidió también con mi recién llegada a España y que tuvo una gran resonancia por el triunfo que logré y que me brindó una serie de contratos que no esperaba ni mucho menos. Ese festival contó con el siguiente cartel: Andrés Vázquez, Gregorio Sánchez, Miguel Báez «Litri», Paco Camino, Curro Vázquez y «El Puno». Precisamente me retiré toreando otro festival en Madrid en 1992 junto a Manuel Arruza y Manuel Sales.
Mi mejor etapa coincidió con el apoderamiento de Chopera, el cual me firmó sesenta corridas de toros en 1971 en las más importantes plazas españolas y francesas. Por aquel entonces de la década de los setenta, al igual que en la anterior, imperaban en el toreo muchas y grandes figuras como El Viti, Palomo Linares, El Cordobés, Manzanares, Robles, El Capea, Ruiz Miguel, Camino, Puerta, Bienvenida, Galloso, Paula, Curro Romero…. Yo me hice un sitio importante en el toreo y sin decaer y manteniendo mi nivel, logré salir adelante y formar una familia casándome con una española con la que tengo tres hijos, que afortunadamente han conseguido sacar una carrera y hoy en día tener trabajo. Mi hijo Jaime tiene 33 años y es fisiólogo, José Enrique es teólogo y ambos trabajan en Australia. En cuanto a mi hija, Rocío, la menor, es ingeniero de Telecomunicaciones y trabaja en Alemania.
Se basó en rememoraciones de tiempos pasados en los que se recordó determinados momentos del toreo y del toro de lidia. » El Puno» hizo referencia a su primera atapa en España, cuando arribó en Sevilla y ayudado por «El Vito» tuvo ocasión de hacer mucho campo. » Disponía de numerosos tentaderos en ganaderías andaluzas como las de Urquijo, Nuñez, Domecq, Buendía, Ana Romero, etc. Eso me sirvió de mucho porque cuando ya tenía un sitio relevante en el escalafón y actuaba en plazas del nivel de Valencia, Madrid, Burgos, Logroño, Bilbao y plazas francesas, la variedad de encastes me permitió afrontar con éxito esos compromisos».
Toreros colombianos hubo y hay importantes. A mi juicio el más destacado fue Pepe Cáceres, recordando igualmente a Joselillo de Colombia, El Cali, César Rincón, Dinastia y Luis Bolivar. Yo, modestamente, creo que me encuentro en ese grupo.
El toro de antes como todos saben, tenía otros condicionantes en base a menor volumen, más movilidad y en casos concretos se llegaban incluso a lidiar toros con tres años y un peso menor del establecido en la actualidad. Se torea mejor ahora, pero ese toreo es un tanto mecanizado, muy similar el uno del otro. Falta que salga el revulsivo, el figurón, porque José Tomás que lo ha sido, mide en demasía su participación torera. Todo queda en poder de esos seis o siete matadores que acaparan los mejores carteles repitiendose en exceso. Yo como torero, actué una sola vez en una plaza segoviana que ahora no recuerdo y como novillero. Eso sí, Segovia me la conozco muy bien, porque en cuanto tengo ocasión me acerco a esta bella ciudad muchas veces en compañía de familiares o compatriotas.
Le fue entregado el habitual óleo de Lope Tablada simbolizando un hermoso muletazo del torero colombiano.