El líder libio, Muamar el Gadafi, tiene pensado un plan «suicida» para hacer saltar la capital libia, Trípoli, por los aires si los rebeldes llegaran a hacerse con su control. «El primer ministro en Trípoli me aseguró que si los opositores ocupan esta ciudad, la cubriremos con miles de misiles y la haremos saltar por los aires», relató Mijail Margelov, enviado por el presidente ruso, Dimitri Medvedev, para reunirse con el régimen.
«Creo que el Gobierno de Gadafi tiene pensado un plan suicida de este tipo», añadió el emisario ruso, que también expresó sus dudas sobre la idea de que las fuerzas gubernamentales se estén quedando sin munición, como sugirieron algunos informes de Inteligencia de Estados Unidos.
«El dirigente libio no ha utilizado aún ni un solo misil tierra-tierra, pese a que tiene más que suficientes», subrayó Margelov, incidiendo en que eso plantea la duda de que el régimen se esté quedando sin armas. Aunque en teoría, el Ejecutivo podría tener falta de munición para sus tanques y fusiles, «tiene bastantes misiles y explosivos».
Ante esta situación, representantes de 40 países y organizaciones mundiales analizan hoy en una reunión de carácter internacional cómo seguir apoyando económicamente a los grupos rebeldes. Así, la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez, ha viajado a Estambul para participar en la cuarta reunión del Grupo de Contacto sobre Libia que debate también cómo lograr que Muamar el Gadafi acepte abandonar el poder.
Por su parte, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, aseguró que los días en el poder del mandatario «están contados», aunque nadie pueda predecir «el día o la hora exacta» en la que renunciará finalmente.
A pesar de estar invitados a la cita, ni Rusia ni China participan en la reunión. Ambos países no vetaron la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que dio luz verde a la intervención militar de la comunidad internacional en el país, pero no comparten el modo de trabajo del Grupo de Contacto.
Pese a que el ámbito internacional quiere dar por zanjada la guerra de forma pacífica, el campo de batalla libio continúa ardiendo.
Así, las fuerzas opositoras se atrincheraron ayer en la estratégica localidad de Al Qawalish después de que perdieran y posteriormente retomaran su control tras mantener varios combates muy activos con las tropas del régimen de Muamar el Gadafi que no dejaron víctimas mortales.
Ésta es la segunda ocasión en una semana en que las fuerzas gubernamentales pierden el poder de Al Qawalish, localizada a 100 kilómetros al sur de Trípoli, un enclave fundamental para los opositores en su intento de llegar hasta la capital libia, el fortín del líder.
Por ello, una veintena de combatientes sublevados tomaron posiciones defensivas en toda la localidad con el apoyo de camiones cargados de artillería pesada.
