El presidente checo, Milos Zeman, criticó duramente la llegada de refugiados a Europa por prácticas que, según él, traerán, como la lapidación, la mutilación o el velo. Además, criticó a los activistas ecologistas a los que calificó de “terroristas verdes” y defendió la salida de Grecia del euro en una entrevista para la prensa del país.
Al ser interrogado sobre si los refugiados acogidos en la República Checa respetarían las leyes locales, Zeman fue meridiano: “Por supuesto que no. Las mujeres infieles serían lapidadas, cortarían la mano a los ladrones y nos privarían de la belleza de las mujeres porque llevarían el rostro cubierto. Aunque supongo que en algunos casos sería beneficioso”, afirmó Zeman desde de la localidad de Holesov, según recoge el diario ‘Deník’.
Mientras tanto, el Gobierno húngaro restaurará temporalmente los controles en la frontera con Eslovenia, según anunció el ministro de Exteriores del país centroeuropeo, Peter Szijjarto, horas después de que su país anunciara el cierre de las fronteras con Croacia para detener la llegada de refugiados sirios.
En declaraciones a la agencia oficial MTI, Szijjarto indicó que los inmigrantes comenzaron a desplazarse a la frontera con Eslovenia tras el bloqueo del acceso a Croacia, lo que forzó, según sus palabras, una medida de control adicional “en el marco del acuerdo Schengen” para el desplazamiento de personas.
Esta medida fue anunciada tras la llegada del primer autobús de inmigrantes a Eslovenia. “El autobús se encuentra en el paso de la frontera de Gruskovje”, confirmó el portavoz de la Policía eslovena, Bojan Kitel, en referencia al cruce situado en el este del país, cercano a la frontera con Hungría —que ya ha levantado una valla metálica en la frontera con Croacia—.
