agencias / londres-los ángeles
Michael Jackson solo pesaba 51 kilos, tenía pastillas parcialmente disueltas en el estómago y presentaba varias costillas rotas, según detalles de la autopsia. El cadáver del rey del pop era casi un esqueleto y estaba muy deteriorado. Jackson, cuyos restos fueron sometidos a un segundo examen post mortem, solicitado por su familia, no había comido nada y solo tenía pastillas en el estómago, al parecer ingeridas antes de la inyección de analgésicos, que supuestamente causaron el paro cardíaco que acabó con su vida.
Como resultado de los esfuerzos para reanimarle, el cantante, de 50 años, presentaba varias costillas fracturadas y cuatro pinchazos de jeringuilla en torno al corazón destinados a suministrar adrenalina a ese órgano. Además, el autor de Thriller se había quedado prácticamente calvo y, de hecho, llevaba una peluca. Los forenses también encontraron hematomas en las rodillas y espinillas, así como en la espalda, que podrían ser las secuelas de una reciente caída. Asimismo, el cuerpo del cantante estaba repleto de cicatrices quirúrgicas provocadas por al menos 13 operaciones de cirugía estética.
Por otro lado, cinco días después de su muerte, su ex mujer Debbie Rowe, ha confesado que no es el padre de los dos hijos que tuvieron durante su matrimonio y que la identidad del padre biológico es desconocida. Deborah Rowe ha decidido hablar ahora sobre su «matrimonio acordado» con el artista. Se casaron en noviembre de 1996 en Sydney, separándose dos años más tarde y con dos hijos en común, de cuya custodia pasó a ocuparse Michael. Sin embargo, ahora la enfermera afirma que todo ocurrió porque el genio «estaba divorciado, solo y quería tener descendencia. Fui la única que le dijo: yo tendré a tus hijos. Le ofrecí mi vientre… fue un regalo y lo hice para hacerle feliz. No era el esperma de Michael», declaró. La enfermera reveló que nunca mantuvieron relaciones sexuales y no compartieron lecho conyugal.
