Luis Alonso ya se encuentra en Chile, después de haber salido en la noche del jueves hacia el país sudamericano, donde espera ahora que otro vuelo le lleve hasta la Antártida, donde llevará a cabo la séptima de las ocho pruebas de las que consta el Real Sitio Grand Slam Maratón. En la mochila, muchas ilusiones, un poco de ambición por quedar lo más arriba posible, y nada de cochinillo, que ya se lo incautaron la primera vez que estuvo en el país andino.
“Tras un largo viaje de trece horas y media, que sufrió un retraso de 30 minutos, pienso yo que debido a la huelga general en España, por fin aterricé en Santiago de Chile con una temperatura de entré 25 y 30 grados, lo que viene a ser de pleno verano. Menos mal que he sido algo previsor, y en la maleta no sólo llevaba la ropa de invierno que usaré para las gélidas temperaturas que, dentro de tres días, encontraré en la Antártida. De haberlo hecho así, habría terminado cocido.
Una vez ya en tierra, hube de pasar por los habituales protocolos, control de pasaporte, recogida de equipaje y aduanas. Mientras lo pasaba, me preguntaba si a la gente que me sigue esto le sonaba de algo, porque fue en este país donde no pude compartir con los atletas de la K 42 Chile nuestro producto gastronómico por excelencia, el Cochinillo Segoviano, porque en esta aduana hace dos meses y medio me lo “arrebataron”. La normativa en Chile es muy estricta con respecto a este tema, yo en ese momento no lo sabía, y no me dejaron meter este rico manjar en el país. Como estas cosas no suelen pasar dos veces, el Cochinillo se quedó en casa, y no tuve problema alguno en superar la aduana.
Yo no pasé por apuros, pero creo que una de las personas que iban en mí vuelo sí se encontró con un problema. Durante el vuelo, a las cinco horas de haber despegado, estaba tranquilamente durmiendo cuando unas voces me despertaron, y vi a dos de los miembros del personal del avión discutiendo con un energúmeno (perdónenme la expresión, pero no tiene otro nombre) al que sólo le se había ocurrido fumar en el servicio. ¡Hombre de Dios, a estas alturas y con estas tonterías!. Imagínese el lector la trifulca que se montó. Al final le tomaron los datos al fumador, al que creo que ese cigarrillo no le va a salir precisamente gratis, y pudimos seguir el vuelo con más tranquilidad. En mi caso, tratando de dormir las ocho horas que aún me restaban para el aterrizaje.
Una vez instalado, lo primero que hice fue irme a entrenar de manera suave, para que el flujo sanguíneo se activara y la leve inflamación de los pies, algo lógico después de tantas horas de vuelo, remitiera. Como ya me conocía la zona de mi estancia en el mes de septiembre, no tuve problema en poder rodar durante 40 minutos. No quiero que este proyecto se pueda romper porque yo prefiera estar sentado en un sofá cuando lo que necesito es un poco de entrenamiento.
Por la tarde pude visitar a las personas que conocí con motivo de la K42 Chile, y que tan bien se portaron conmigo, y así comentar cómo se va desarrollando el proyecto deportivo solidario del Real Sitio Grand Slam Marathon. La charla con estos compañeros fue entretenida y nos ha dio para mucho, ya que todos tenemos alguna anécdota que contar de las diferentes carreras. Al final me fui pronto a la cama, que la jornada había sido muy larga, y al día siguiente pretendía irme a correr 20 kilómetros. Porque yo a lo que he venido aquí es a correr.
Ayer amaneció el día triste, con lluvia y la temperatura más baja, pero con buen ánimo me dispuse a realizar el último entreno de calidad según el planning confeccionado por mi entrenador, Víctor López, que tiene parte de culpa de los resultados obtenidos en lo que va de proyecto, pues su buena planificación esta dando resultados.
Las sensaciones han sido buenas y el ritmo en el mismo acorde con lo establecido. Esto me hace sentirme bien, pero no quiere decir que por llevar la moral alta me vea más cerca de la victoria, sino todo lo contrario, me hace saber que me encuentro bien y que puedo estar concienciado de que el trabajo esta hecho, con un objetivo claro que es poder terminar la carrera, ya que si por arriesgar más de lo normal no consiguiera acabar la carrera, no cumpliría con el objetivo de completar el Grand Slam Marathon, y sería todo un fracaso.
Estoy deseando de volar a Punta Arenas, esto será mañana y tendremos dos horas y media de avión. Nos desplazaremos al hotel Diego Almagro donde se centra toda la logística de la carrera y ya estaremos más cerca del objetivo, la Antártida.
