Benedicto XVI alertó ayer en el monasterio de los agustinos de San Lorenzo de El Escorial contra los «abusos de una ciencia sin límite», y denunció que en la sociedad actual se constata «una especie de eclipse de Dios, un rechazo al cristianismo y la negación de la fe recibida».
Asimismo, el Papa inició su segunda jornada de la JMJ en Madrid con una visita a los Reyes y los Príncipes en el palacio de la Zarzuela. Durante su encuentro, de media hora de duración, ambos mandatarios compartieron su preocupación por los problemas que vive la juventud del mundo actual, y coincidieron en la enorme necesidad de encontrar «lo más rápido posible» diversas salidas a la insatisfacción que muestran los más jóvenes de la sociedad.
Posteriormente, el Pontífice se trasladó a la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial donde, en el Patio de los Reyes, mantuvo un emotivo encuentro con 1.664 jóvenes religiosas. En el emblemático lugar de la sierra madrileña, Ratzinger denunció que «en la población actual se constata una especie de negación de Dios, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo de la religión y una negación del tesoro de la doctrina recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza».
Además, agregó que frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esa radicalidad evangélica «que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado».
Ya en el interior de la Basílica del monasterio, el Obispo de Roma mantuvo una cita con el mundo académico y universitario en el que participaron más de 1.200 jóvenes profesores universitarios llegados de todas las partes del mundo.
Tras la salutación del arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, y la bienvenida del vicerrector de la Universidad católica San Pablo-CEU, Alejandro Rodríguez de la Peña, que le agradeció su «fecundo magisterio» sobre la formación universitaria y el necesario diálogo entre fe y razón, el Papa incidió en que el mundo del saber debe estar unido en el amor y el conocimiento.
Benedicto XVI, quien durante 25 años fue profesor de Estudios Superiores, advirtió de los abusos de una ciencia sin límites, y aseguró que cuando se elimina toda referencia al Ser Supremo se puede «llegar incluso al totalitarismo político», y que para evitarlo los universitarios son los que preservan de esa visión reduccionista y sesgada del ser humano. Así, el Pontífice insistió en que los jóvenes necesitan algunos puntos de referencia a los que anclarse en la sociedad.
Por la tarde, el Sucesor de Pedro se reunió con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En su cita charlaron sobre la preocupación por el aumento de una ideología xenófoba que, a juicio de ambos mandatarios, «atenta contra los valores de libertad religiosa y convivencia característicos de la sociedad europea».
Además y según el Ejecutivo nacional, Zapatero y el Santo Padre discutieron sobre temas de actualidad y sobre las relaciones bilaterales entre España y la Santa Sede, que calificaron de «intensas» desde el punto de vista institucional. Asimismo, abordaron la economía en Europa y el presidente del Gobierno mostró el «compromiso firme de España de aplicar con eficacia las medidas de ajuste adoptadas y de trabajar por una mayor gobernanza económica en el continente».
Como era de esperar, también hablaron de la situación que se vive en el Cuerno de África. Ante ese drama, y sobre todo por el problema de la malnutrición, el Papa y Zapatero hicieron un llamamientointernacional para que envíe cuanto antes ayuda. En los minutos que estuvieron reunidos no trataron temas conflictivos como la eutanasia, el matrimonio civil u otros asuntos espinosos.
Para finalizar la jornada, el día concluyó con un Vía Crucis de la Jornada Mundial de la Juventud que se inició en la céntrica plaza de Colón y terminó en Cibeles.
