El Papa Francisco afirmó ayer que las sociedades con niveles muy bajos de natalidad son “grises” y “tristes”, durante la audiencia general de ayer. Francisco reflexionó sobre el papel de los hijos en la familia y en la sociedad para recalcar que los niños traen al mismo tiempo alegrías, esperanzas y también “tantos problemas” pero precisó que es “mejor” una sociedad “con problemas” que una sociedad “triste y gris; sin niños”.
“Cuando vemos que el nivel de nacimientos de una sociedad es del 1%, decimos que es una sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños”, explicó ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro en Roma.
Además, subrayó que una sociedad puede ser “juzgada” por cómo trata a los niños. “Los niños son en sí mismo una riqueza para la humanidad y para la Iglesia porque nos recuerdan la condición necesaria para entrar en el Cielo, la de no considerarse autosuficientes sino necesitados de ayuda, amor y perdón”, explicó.
Por ello, recalcó que los niños recuerdan siempre la condición de todos de ser hijos y de que la vida es el “primer regalo”. “La vida no nos la hemos dado nosotros, la hemos recibida”, subrayó.
“Olvidamos esto como si fuéramos padrones de nuestra existencia, en cambio, somos radicalmente dependientes”, lamentó. El Papa puso en valor el modo de ver la realidad de los niños “con una mirada de confianza y de pureza”. “Tienen una espontánea confianza en su madre, en su padre, en Dios y en la Virgen”, destacó.
Por ello, elogió la espontaneidad de los niños. “No son diplomáticos dicen lo que sienten, lo que ven, directamente y tantas veces ponen en evidencia a sus padres”, comentó. En esta línea, explicó que “no son personas con dobles intenciones” porque todavía no lo aprendieron.
El obispo de Roma contó cómo algunos niños le confunden con el médico porque va vestido de blanco y lloran. “Unos ríen cuando me acerco, otros niños me ven vestido de blanco y piensan que soy el médico que les va a poner la vacuna y lloran espontáneamente”, reconoció.
Asimismo destacó que los niños tienen la capacidad de “recibir y dar ternura” y de tener por ello “un corazón de carne y no de piedra”. “La ternura es poesía es sentir las cosas no tratarlos como objetos para usarlos porque sirven. Los niños tienen la capacidad de sonreír y lloran de manera espontánea”, explicós.