Un nuevo edificio histórico del casco urbano puede quedar sin uso dentro de unas semanas. El Palacio de Villafañe, donde se ubicaba la oficina urbana número 1 de Caja Segovia, se sumará a la larga lista de emblemáticos inmuebles del centro urbano que dan cerrojazo a sus portalones.
Este inmueble, situado en la plaza de San Facundo, data del siglo XVI, y desde 1880 perteneció a Caja Segovia. Hace tres años pasó, a modo de herencia, a la Fundación Caja Segovia, heredera de la entidad de ahorro. Y es uno de los edificios que se encuentran hipotecados por el préstamo que Caja Segovia pidió a Bankia. Paradójicamente la Fundación tiene alquilado este edificio a Bankia, que ha mantenido en él una de sus oficinas de la ciudad.
Pero ahora Bankia ha considerado necesario agrupar los servicios de esta oficina con los de la situada en la calle Juan Bravo o calle Real —junto a la plaza del Corpus— “para prestar mejor servicio a los clientes”, indicaron fuentes de la entidad. Se trata —dicen— de un proceso de reestructuración de oficinas y con el fin de disponer de más empleados en la sucursal de la calle Juan Bravo, que es más amplia.
Los clientes de la oficina de la plaza de San Facundo han recibido ya una notificación en la que se les informa de que la sucursal número 7621 dejará de prestar servicios a partir del 20 de noviembre. “El traslado de cuentas y productos asociados es automático”, aseguran las mismas fuentes, de modo que los clientes no deberán realizar “ningún trámite, ni tampoco supone ninguna variación en las condiciones financieras ni operativas”, han señalado a los clientes.
En lo que va de año Bankia también ha cerrado otra oficina en la capital, la situada en la calle del doctor Hernando, que dejó de operar el pasado mes de julio. Anteriormente fueron otras, dentro del proceso de reestructuración llevada a cabo por varias entidades financieras.
El presidente de la Fundación Caja Segovia, Javier Reguera, aseguró ayer que Bankia todavía no les ha comunicado de forma oficial nada acerca del cierre de la oficina de San Facundo. Sin embargo, sí reconoció haber recibido comentarios sobre el final de la actividad financiera en San Facundo. “Hasta ahora teníamos un contrato de alquiler que se ha venido renovando de forma automática”, explicó. Sobre la forma en que este hecho podría repercutir en los presupuestos de la Fundación, Reguera indicó que las cuentas vienen estando equilibradas y que este año, “si hay déficit, será pequeño”.
Reconoció que mantienen las ofertas para alquilar y vender diversos inmuebles, pero son buenos tiempos. Entre los que esperan alquilar se encuentran algunos representativos como el Torreón de Lozoya o el Palacio de -Mansilla. “Los hemos ofrecido a través de inmobiliarias, pero existe poca demanda. Es cierto que algunos preguntan, pero no conseguimos alquilarlos”, agregó.
Sobre el presupuesto de la Fundación para el próximo año, Javier Reguera aseguró que comenzarán a elaborarlos estos días. Cifró en unos 800.000 euros anuales los ingresos que obtienen en concepto de operaciones financieras y alquileres de inmuebles, como el edificio de empresas de la Avenida Fernández Ladreda que lograron arrendar a una conocida marca textil. A esto se suma un pequeño local en el complejo comercial de Mahonías.
Pero el futuro de las cuentas de la Fundación continúa pendiente de las resoluciones judiciales. La hipoteca que están pagando está limitada a lo que suponen los intereses por el plazo de carencia estipulado, de modo que cada año se liquidan unos 125.000 euros. Salvo que los tribunales cambien las cosas, será a partir de mediados del año 2017 cuando también haya que afrontar el pago de la amortización del préstamo hipotecario de 6,8 millones de euros que se solicitó en 2012, y para el que la propia Fundación ha reconocido que no cuenta con fondos suficientes.
A día de hoy, la Fundación Caja Segovia sigue siendo deficitaria, con unos gastos de 1,7 millones de euros y unos ingresos de 800.000 euros. Su futuro está sobre todo pendiente de las resoluciones judiciales a las que se llevó la tristemente famosa ‘hipoteca del Torreón’.
