La suerte ya está echada. Los candidatos a presidente en Venezuela ya no pueden hacer nada para cosechar nuevos apoyos. Y es que la noche del pasado jueves (madrugada del viernes en España) finalizó una dura y larga campaña electoral, de casi tres meses, en la que tanto el aspirante oficialista, Hugo Chávez, como el líder opositor, Henrique Capriles, se dieron un baño de multitudes y confiaron en sus respectivos triunfos de mañana en las urnas.
El todavía jefe del Ejecutivo cerró su periplo en la céntrica avenida Bolívar de Caracas con un mitin pasado por agua y rodeado de miles de personas con la franela roja chavista, por lo que el mandatario pidió convertir esa «avalancha roja en una avalancha de votos» en los comicios.
«Que no se quede ni un solo voto patriótico fuera», remarcó el dirigente, que animó a sus seguidores a que «la victoria de la revolución bolivariana sea indiscutible».
«Nos estamos jugando la vida de Venezuela», sostuvo. «Por eso, le vamos a dar una paliza a la burguesía», agregó.
De este modo, aseveró que nunca le ha fallado a su pueblo, pues no se arrodilló ante el imperialismo ni ante la burguesía, incluso a costa de su vida, rememorando los hechos de abril de 2002, cuando se enfrentó a una rebelión militar.
«Ustedes saben que varias veces he estado a punto de morir por ser fiel a este país. Venezuela, ése es mi camino», espetó. «En nuestras manos no se va a perder la vida de la patria, no se va a perder el futuro de la nación, sobre todo en las manos de la juventud», añadió.
Así, el líder socialista se mostró seguro de su triunfo. «La lluvia es un preludio. Hemos sido bendecidos por el agua de San Francisco, el rico que dejó todo por los pobres. Nosotros somos como él: instrumentos de paz», apuntó.
Además, recordó los logros de sus 14 años de Gobierno. «Hemos conseguido algo verdaderamente maravilloso: Venezuela era un país hambriento y hoy ya no hay hambre; gracias a la revolución bolivariana todo el pueblo se alimenta dignamente», aseveró.
Agradecimiento
Por su parte, Capriles se refirió a su rival en su discurso final, recomendándole «despedirse» después de 14 años en el poder porque el país «ha despertado» y los ciudadanos optarán por «votar sí al progreso».
«En nombre del pueblo le doy las gracias por lo bueno que haya podido hacer y por lo malo que haya dejado la Historia se encargará de juzgarlo. Le digo que es la hora de avanzar, nadie va a detener el avance del pueblo», señaló en alusión al presidente.
En un multitudinaria manifestación en la ciudad de Barquisimeto, el opositor agregó que ese «huracán abrirá la puerta del futuro el domingo».
«A este Ejecutivo se le acabó la energía, ya se venció. Uno se pregunta qué ofrece, por qué quiere seis años más, porque un Gobierno de 14 años ya tuvo tiempo suficiente y por qué quiere seis más si no tiene nada qué ofrecer», agregó.
