El Orfeón Donostiarra nos visita en este ciclo de ‘Acústicos’ preparado por la Diputación Provincial. Con su clase de siempre y con un programa que reúne una parte de música religiosa y otra llena de recuerdos alegres de la zarzuela, canciones vascas y como final, cinco números del musical West Side Story.
Fue un programa muy ameno, donde el público disfrutó de la calidad de esta masa coral, en esta ocasión 80 voces que se renuevan constantemente, en especial las voces blancas, tienen una media de edad muy inferior a lo que era antaño. Esto ha sucedido siempre en el orfeón y es lo que ha hecho que llegue con esa jovialidad y esa alegría por cantar a los 114 años.
El programa se abrió con dos números, Kyrie y Cum sancto Spiritu, de la pequeña misa solemne de Rossini. En esta parte, obra importante y complicada, ya se plasmó la nitidez y decisión en los pianísímos y la preparación de todas las voces, en especial las sopranos, junto con la afinación de todos los bloques.
La parte dedicada a la zarzuela contó con una versión del famoso “Caballero de Gracia” de la zarzuela “La Gran Vía”, de Federico Chueca, la ensalada madrileña del “Don Manolito” de Sorozabal (zarzuela ambientada en el cercano puerto de Navacerrada y en un chalet de la sierra) y un cómico coro de doctores de “El Rey que rabió” de Ruperto Chapí. Pero sin duda, la que más gustó fue la que nos regalaron como propina, anunciada con mucho humor por el director como canción rusa, el coro “¿Donde estarán nuestros mozos?” de “La del soto del Parral” de Soutullo y Vert y que todo el mundo conoce en Segovia.
También gustó mucho la melodía balanceante y monódica del “Va pensiero” o coro de los prisioneros del Nabucco de Verdi. Es un canto de llamada patriótica, dulce y poética, que desde su estreno ha quedado como himno a la libertad y que fue excelentemente interpretado.
También una canción vasca “Maitia nun zira?” conmovió por su melancolía y emoción de desengaño amoroso. Otra canción vasca, esta muy conocida, la famosa Maite de Pablo Sorozabal gustó mucho.
El final fue apoteósico, “Tonight”, “I feel pretty”, “One hand, One Heart”, “María” y “América”, del musical West Side Story de Leonard Bernstein.
Un concierto que nos vuelve a dejar esa impresión de ser un orfeón que sólo admite comparaciones consigo mismo en otras épocas. La labor de la pianista de acompañamiento Amaya Zipitria fue en todo momento sensible y consciente de su papel.
