Coincidiendo con la celebración del ‘Domingo del Buen Pastor’, que se conmemora el cuarto domingo de Pascua, y que suele estar orientado a la oración por las vocaciones, el obispo de Segovia César Franco ha querido dar respuesta a la preocupante ausencia de vocaciones al sacerdocio en la diócesis de Segovia con la propuesta de recuperar el Seminario menor con el objetivo de fomentar entre los jóvenes el discernimiento que les lleve a plantearse la vida sacerdotal. En una carta pastoral que ayer fue leída en todas las parroquias de la provincia, Monseñor Franco alude a la «urgente necesidad» de poner en marcha esta iniciativa ante el progresivo envejecimiento del clero diocesano, que en poco más de cinco años «dejará muchos puestos vacíos sin posibilidad de sustitución».
La secularización de la sociedad, el «escaso o nulo compromiso» de las familias en la formación cristiana de sus hijos o la falta de «comunidades vivas» que estimulen la vocación al sacerdocio son algunas de las causas que el obispo apunta para justificar la crisis vocacional, a las que añade en el lado de la curia la «carencia de un testimonio atractivo y de alegría por la vocación en quienes somos sacerdotes» o la falta de apoyo a los niños y jóvenes en proceso de discernimiento vocacional.
En la carta, el obispo explica que el seminario menor «alternaría la vida comunitaria durante la semana con la vida familiar del fin de semana, de modo que los padres no queden excluidos del proceso vocacional». Así, las claves del trabajo en el seminario serían la «oración, el estudio, la convivencia, el trabajo mutuo y la colaboración con las tareas de la vida común».
En cuanto a la formación, señala que los futuros seminaristas realizarían sus estudios en alguno de los colegios concertados de la capital y «vivirían en comunidad en las instalaciones del Seminario preparado para este fin».
El obispo asegura que el seminario menor «no es un internado al uso», sino una «experiencia de vida común orientada a aquellos muchachos que tengan alguna inquietud vocacional o, sin tenerla, quieran progresar en la vida cristiana y estar abiertos a la Llamada de Dios». De este modo, el prelado diocesano asegura que esta experiencia será «enriquecedora» para los jóvenes «lleguen o no al sacerdocio, porque se alimenta de valores espirituales y morales que desde el inicio del cristianismo constituyen el mejor patrimonio pedagógico de la tradición cristiana».
En la carta pastoral, monseñor Franco pide a los sacerdotes, catequistas y agentes de pastoral de las parroquias que «acojan y secunden esta iniciativa con convicción, ilusión y entrega», y a las familias y comunidades que «sigan reflexionando sobre su responsabilidad en una pastoral vocacional que compromete a toda la diócesis en darse a si misma los pastores que necesitan. También se dirige de forma especial a los niños y adolescentes, a quien conmina a ser «generosos y digan si a Cristo que busca amigos de verdad sin miedo a seguirle y convertirse en colaboradores de la misión de conducir a los hombres a Dios».
