El obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, exhortó ayer a los sacerdotes de Segovia a «descubrir la necesidad de su santidad» como vía para prestar un mejor servicio al pueblo de Dios y ser más eficaces en la tarea de la nueva evangelización.
Monseñor Rubio presidió ayer la Misa Crismal del Lunes Santo en la capilla del Santísimo Sacramento de la Catedral, en la que la práctica totalidad del clero diocesano tomó parte en una celebración en la que se bendicen los óleos de los enfermos y de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma, que se emplean en la administración de los sacramentos.
En su homilía, el obispo recordó la importancia de una celebración en la que se conmemora la institución del sacerdocio y se hace patente la comunión eclesial, y se dirigió a los sacerdotes para exhortarles a reavivar su compromiso con el pueblo de Dios. Así, aseguró que los sacerdotes «somos obra de la iniciativa de Dios, y hemos sido ungidos por su espíritu que nos constituye en enviados de Dios para anunciar la buena noticia a los pobres, sanar los corazones desgarrados y traer la libertad a los cautivos».
Asimismo, señaló que el ministerio sacerdotal «ha sido creado por Jesús, no es el producto de la decisión personal de un aspirante ni de otra decisión humana, porque nadie puede pronunciar como propias las palabras «esto es mi cuerpo, esta es mi sangre, yo perdono tus pecados». Esto es lo grande y lo reconfortante de este ministerio, porque es algo que supera todas nuestras capacidades».
También aseguró que la nueva evangelización «tiene necesidad de nuevos evangelizadores, y son los sacerdotes quienes se comprometen a vivir su ministerio como camino hacia la santidad, por ello es importante que cada sacerdote descubra la necesidad de su santidad personal». En este sentido, recordó las palabras de San Gregorio Naciaceno y aseguró que los sacerdotes deben «purificarse a si mismos antes de purificar, instruirse para instruir, hacerse luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás y hacerse santos para santificar».
El obispo indicó que los sacerdotes «deben servir y vivir como Cristo», y aseguró que el pueblo de Dios «ve, observa y escucha no sólo cuando se predica la palabra, sino cuando se celebran los actos litúrgicos, cuando son recibidos en el despacho parroquial donde esperan ser atendidos con amabilidad o cuando ven al sacerdote como ejemplo de sobriedad y templanza»
De este modo, «la gracia y la caridad del altar, se difunden al ambón, al confesionario, al archivo parroquial, a las actividades juveniles, a los medios de comunicación… allí donde el sacerdote tiene la posibilidad de hacer», concluyó el obispo.
Este año, el donativo del clero diocesano y la colecta de la Misa Crismal han sido destinados a la ayuda económica para un proyecto de atención a personas seropositivas que se está desarrollando en Burkina Faso, auspiciado por Manos Unidas Segovia.
