Elsa González Díaz de Ponga es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y se doctoró en la Universidad San Pablo CEU. Inició su actividad profesional en el diario Pueblo y, después, en la cadena SER y COPE, donde fue redactora jefe del área de sociedad. En 2005 recibió el premio del Club Internacional de Prensa a la mejor labor radiofónica. Actualmente es experta en Casa Real en TVE, la Sexta y Canal 13, y compatibiliza su labor de periodista con la de profesora en el Máster COPE-CEU y presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).
Periodista, profesora, presidenta de la Federación de Aosicaciones de Periodistas de España (FAPE) pero, sobre todo, mujer. Elsa González será la pregonera en la fiesta de Santa Águeda de Zamarramala el domingo 9 de febrero, un momento que aprovechará para llamar la atención sobre la dramática situación de los medios de comunicación, —“tan necesarios en una sociedad democrática”, explica — y el papel de la mujer en los mismos.
¿Cómo se ha tomado el nombramiento de pregonera en Santa Águeda?
Estoy encantada de que las alcaldesas de este año, Áurea Tabanera de Andrés y María Paz Ceballos, me hayan encomendado esta tarea, y no solo conmigo si no que, a través de mí, están representados los medios de comunicación, la prensa, el periodismo y los periodistas. Me enorgullece el hecho de que tengan en cuenta el papel del periodismo en la sociedad, me parece importantísimo en un momento en que la sociedad democrática debe conocer el peso específico de los medios de comunicación y de la informacion.
¿Conoce la fiesta de Zamarramala?
Así es, cuando tenía 16 o 17 años asistí por primera vez a esta fiesta de Zamarramala y tengo que confesar que me sorprendió mucho comprobar que con esta tradición se reconocía el importante papel de la mujer en la sociedad, que no ha sido muy valorado en la Historia, la verdad.
Un papel difícil en todos los ámbitos, incluido en el periodismo, que ha sido uno de los espacios para hombres.
Lo sorprendente es que la mujer tiene una especial inclinación por la comunicación y fueron muy escasos los nombres de mujeres que llegaron a desempeñar papeles visibles en el periodismo.
Desde mi época de estudiante el número de mujeres en las aulas era superior al de hombres, una diferencia que se mantiene en la actualidad. En la FAPE realizamos un estudio que evidencia que el 70 por ciento de los alumnos en las facultades de Ciencias Sociales y de la Comunicación son mujeres, sin embargo, esto no se traduce en la representación de la mujer en los órganos de dirección, que no alcanza ni el 20 por ciento.
La brecha salarial entre hombres y mujeres se deriva de esta diferencia de cargos de responsabilidad y la consecuencia es que el mundo de la comunicación es todavía un mundo hecho por hombres, diseñado por hombres.
Entonces, ¿esa representatividad sería el objetivo para la mujer en el periodismo del futuro?
No creo que debamos incorporarnos un mundo de hombres, si no que la mujer puede transformar la sociedad y los medios de comunicación, aportando elementos ‘femeninos’ y humanidad. Un mundo que contemple la familia, que contemple a los mayores, un tiempo para el ocio… Me gusta recordar una frase de Michelle Bachellete, la presidenta de Chile, que dice “si una mujer se dedica a la política, esta cambia a la mujer. Si muchas mujeres se dedican a la política, cambiará la política”. Es decir cambia la forma de hacer las cosas y desde lo medios de comunicación tenemos mucho que aportar en este sentido.
Y sin embargo, hay mujeres que arriesgan su vida para que las cosas cambien.
Esta función social del periodismo es muy evidente en los corresponsales en el extranjero y especialmente a través de los que están en conflictos armados. Segovia tiene la oportunidad de comprobarlo cada año en cada edición de los Premios Cirilo Rodríguez y se convierte en la capital del reporterismo. La ciudad pone nombre y cara humana a esa labor en figuras como Mónica Bernabé, la última ganadora del premio, o los tres periodistas españoles secuestrados en Siria, Javier Espinosa, García Vilanova y Marc Marginadas, dos de ellos finalistas de ‘los Cirilos’
Aunque también hay nombres menos conocidos, que desempeñan su labor aquí, en España, y no menos dura.
Desde luego, aquí la mujer tiene especial relevancia. Ocupamos las redacciones masivamente y, al mismo tiempo, nos ocupamos de todo lo demás. La gran revolución social del siglo XX fue la incorporación de la mujer al trabajo, pero ganó en independencia y en ocupación.
