Era austero y seco, aunque con sentido del humor. Gran devoto de la fé católica, en una mentalidad casi medieval, era un hombre muy espiritual. Y, sobre todo, un genio mayúsculo, que se adelantó un siglo al tiempo que le tocó vivir. Así era el arquitecto Antoni Gaudí (1852-1926) de acuerdo con el escritor, hispanista y crítico gastronómico Gijs van Hensbergen, autor de la biografía más deslumbrante y documentada del genio catalán, según la crítica especializada. Este historiador del arte, estudioso también de la figura de otros artistas españoles, como Pablo Picasso, acaba de publicar ‘La Sagrada Familia. El paraíso terrenal de Gaudí’, que supone la reconstrucción de la biografía de un edificio icónico, el más representativo de Barcelona, y la obra maestra del máximo representante del modernismo catalán.
«Gaudí traspasa la historia. No son posibles las obras de arquitectos como Norman Foster, Richard Rogers o Santiago Calatrava sin el legado de Gaudí, es decir, con lo que inventó hace cien años con lápiz y papel. Y eso es un milagro», afirma el escritor de origen holandés, afincado en Londres, aunque con una casa en Arevalillo de Cega (Segovia).
En su última obra, Hensbergernrelata las vicisitudes de un edificio que comenzó a construirse hace 133 años y que estará terminado, según se prevé, en 2026, coincidiendo con el centenario de la muerte del arquitecto, para convertirse en la catedral más alta de Europa, con una torre de 172.5 metros, la «Torre de Jesús». El interior del templo, que cada año recibe cuatro millones de visitantes, está casi terminado, aunque aún faltarían añadir otras seis torres más, para un total de 18. «Se está a la mitad, se tiene que subir todavía 60 metros por encima del edificio», sostiene el escritor, que habla también de la ambición que tenía Gaudi, que en su vida tan solo pudo ver construída, y de forma inconclusa, una de las cuatro fachadas de la catedral.
«Le encantaba el gótico catalán, pero para él tenía fallos (…) Gaudí inventó un sistema de catenarias para prescindir del uso de pilares para sujetar los arcos, para quitar lo que él llamaba muletas, y eso ya es totalmente revolucionario», explica el historiador, que habla también del grado de perfección del arquitecto, pese a la limitación de medios con los que contaba. «Hoy sabemos, utilizando los ordenadores, que los cálculos que hizo Gaudí podían tener un error de apenas un 0,1%. Decía que cualquier arquitecto podía hacer un edificio que siempre permaneciera en pie, pero que solo los genios hacían esos con posibilidad de derrumbe y que se mantenían por un equilibrio perfecto».
El escritor sostiene que ‘La Sagrada Familia’ es fiel reflejo de la personalidad y profundo sentido religioso de Gaudí, que podría ser beatificado en breve por la iglesia católica. «Su meta es acercarse a Dios con su idioma, que es la arquitectura. Utiliza las catenarias (elementos sostenidos por un campo gravitatorio uniforme) para indicar que quien lo sostiene es la gravedad y la gravedad es Dios. Es una forma de decir que él no interviene y que el edificio es creado por Dios», señala.
Hensbergen repasa en la obra la historia de un edificio «increíble», en el que invierten cada año 27 millones de euros. Gaudí, consciente de que no vería finalizada su obra, dejó modelos en yeso que sirvieran de guía a sus discípulos, aunque en 1936 los modelos volaron en pedazos tras un ataque de los anarquistas. Los arquitectos discípulos de Gaudí recuperaron las piezas de las ruinas para reconstruir las maquetas. No solo fueron los diseños de su obra maestra, casi todos los papeles del arquitecto «fueron destrozados» durante la Guerra Civil.
«Cuando en su momento ví que del arquitecto más popular de la historia no había casi nada, me decidí a investigar y a escribir su biografía y ahora, años después, he escrito de su obra maestra», afirma Hensbergen, que publicó, en 2005, «Guernica. La historia de un icono del siglo XX». El escritor holandés colabora con el historiador de arte británico, John Richardson, en una biografía sobre Picasso, y prepara un libro sobre coleccionismo americano. También trabaja en un ‘libro secreto’, «un homenaje a las mujeres de España que me han descubierto sitios especiales, singulares, privados, en el arte. Son los diez mejores secretos y dos son aquí, en Segovia”.
En Segovia
Hensbergen vivió en Segovia desde 1986 a 1992, un tiempo en el que escribió un libro sobre gastronomía, trabajando, como pinche, en los fogones de Casa Duque. Como historiador del arte, en Segovia entabló fuerte amistad con el pintor Esteban Vicente y su esposa Harriet; llegando a colaborar en la organización de una exposición sobre el pintor tureganense. Aunque finalmente trasladó su residencia, con su mujer e hijos, al Reino Unido, el escritor pasa todos los veranos en una casa que adquirió en la localidad segoviana de Arevalillo de Cega. Esta fuerte vinculación con Segovia, donde conserva un buen puñado de amigos, le han empujado a presentar su libro sobre la Sagrada Familia en Segovia; concretamente el próximo 11 de junio, en La Librería Intempestivos (19.30 horas).
