El Málaga se juega hoy en La Rosaleda su permanencia en Primera División tras haber firmado 10 jornadas sin ganar. El rival no es el más adecuado para una misión de estas características, pues se trata de un Real Madrid que todavía espera un guiño del destino para ganar la Liga.
Los blancos están obligados a imponerse en su encuentro postrero, y además necesitan que el Barcelona no derrote al Valladolid en el Camp Nou.
La salvación y el título pasarán por el césped andaluz en una tarde apasionante, con todos pendientes de lo que ocurra en otros estadios.
Los visitantes se fijarán atentamente en el marcador de la Ciudad Condal, y los anfitriones, en los del Valladolid, el Tenerife, el Racing y el Xerez.
En el caso de los pupilos de Manuel Pellegrini, las cuentas son claras. Si no vencen, no cuentan con ninguna opción de éxito, y si lo hacen, dependen de la plantilla de Pep Guardiola.
Sin embargo, la situación del Málaga resulta más difícil de explicar, porque se hallan implicados en ella más equipos.
De hecho, el conjunto de Juan Ramón López Muñiz podría triunfar y descender, y también perder y continuar en la máxima categoría nacional.
La sensación en la ciudad es mayoritariamente pesimista, porque la trayectoria de la escuadra no permite alegrías. Los blanquiazules dieron una imagen muy mala contra el Getafe y no se confía en exceso en evitar la decepción.
Si el Málaga cae, se salvaría con derrotas del Tenerife y el Valladolid. Además, el Xerez debería empatar o sucumbir, y el Racing tendría que puntuar.
La irregularidad del combinado, la mala planificación, los fallos del entrenador y el escaso dinero invertido por el presidente Fernando Sanz han quitado la ilusión a la hinchada. Salvo en el vestuario, no se cree en la capacidad para remontar la tensa coyuntura.
En el Madrid, Pellegrini ha decidido crear un clima especial para el partido y convocó a toda su plantilla, incluidos el sancionado Álvaro Arbeloa y los lesionados Pepe y Raúl. De hecho, y por si al final se logra el título, fue citado hasta Rubén de la Red, que lleva año y medio sin entrenar con sus compañeros tras sufrir un síncope agudo.
Los blancos se juegan la Liga y el ‘míster’ su futuro, aunque al chileno quizá no le valga ni conquistar el trofeo.
Como si ya hubiera asumido que será destituido en cuanto concluya el curso, ayer mandó mensajes directos a los máximos mandatarios del club. Defendió su labor en el banquillo, presumió del cambio de filosofía que ha liderado en relación a lo observado en los últimos años, y resaltó la elevada cosecha de puntos y goles que ha acreditado.
Visiblemente molesto ante el creciente rumor de que le sustituirá José Mourinho, el sudamericano se agarró a las reducidas posibilidades de terminar campeón.
El preparador ha pedido a su plantilla que no baje los brazos hasta el final y que no se permita el lujo de tropezar en La Rosaleda, pues eso evitaría cualquier problema al Barcelona.
En el aspecto estrictamente deportivo, Pellegrini se verá obligado a retocar la defensa por la ausencia de Arbeloa. Pasará a Sergio Ramos al lateral derecho y dará entrada a Ezequiel Garay en el centro de la zaga. En principio, Kaká figurará en el once inicial.
