La peor tragedia ferroviaria en cuatro décadas en España dejó ayer, un día después del descarrilamiento de un tren en Galicia, un balance de 80 muertos y 94 personas ingresadas aún en hospitales gallegos, 35 de ellas (cuatro niños y 31 adultos) se encuentran en estado crítico. Además, la cifra de fallecidos podría aumentar, tal y como indicó el consejero de Presidencia de la Xunta, Alfonso Rueda, puesto que prosiguen «los trabajos de rescate». El día después dejó, asimismo, la incógnita abierta de la causa del siniestro, que podría haberse debido a un exceso de velocidad del convoy.
Apenas unos segundos después de las fatídicas 20,42 horas, el maquinista del tren siniestrado a escasos kilómetros de Santiago de Compostela reconoció por radio que circulaba a 190 kilómetros por hora en un tramo limitado a 80. «¡Voy a 190! Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia», indicó el conductor del ferrocarril, según se conoció ayer tras los primeros análisis de la caja negra del Alvia. Sin embargo, en esa conversación no llegó a precisar si su exceso de velocidad se debió a un fallo técnico o humano, una circunstancia que deberán determinar ahora los investigadores.
De momento, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago de Compostela ordenó a la Policía Judicial tomar declaración hoy como imputado al maquinista. El conductor del convoy, de 52 años y con 11 de experiencia, permanece custodiado por la Policía en el hospital, donde fue ingresado tras el suceso, con heridas de carácter leve. Además, según publicó el periódico El País, el trabajador de Renfe que pilotaba el tren siniestrado dio negativo en la prueba de alcoholemia que se le realizó tras el accidente, una diligencia que forma parte de las investigaciones judiciales.
Asimismo, el magistrado ordenó la recopilación de todas las grabaciones y la referenciación de los testigos del accidente, es decir, que se están tomando los datos a los ciudadanos para poder localizarlos y llamarlos a declarar.
Por su parte, la Xunta se remitió a las dos investigaciones abiertas, la de carácter judicial y la que depende de la comisión de accidentes ferroviarios de Fomento, para aclarar lo ocurrido.
identificaciones. Mientras, las tareas de identificación de las víctimas mortales del accidente avanzan «a buen ritmo», según los dirigentes regionales. Una apreciación que no es compartida por las familias, que reclamaron mayor diligencia en las actuaciones, puesto que muchos desconocían aún si sus seres queridos se encontraban entre los fallecidos.
Según los últimos datos actualizados del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), un total de 67 fallecidos fueron identificados ayer y, además, se les practicó la autopsia. Sin embargo, otros 13 cadáveres no pudieron ser reconocidos, por lo que hoy se les practicarán nuevas pruebas.
En cuanto a los heridos, la consejera de Sanidad, Rocío Mosquera ofreció, los últimos datos a las cinco de la tarde, según los cuales 94 personas continuaban ingresadas en distintos hospitales de la comunidad, de ellos, 35 en estado crítico. En total, desde que se produjo el accidente, se atendieron a 178 personas los en hospitales, siete de los cuales fallecieron en los centros sanitarios debido a la gravedad de sus heridas, mientras que a 76 se les dio de alta.
Precisamente, los ingresados en los hospitales recibieron por la tarde la visita del Rey Don Juan Carlos que, acompañado por Doña Sofía, manifestó que «todos los españoles se unen al dolor de los familiares».
Un dolor nacional que se refleja en los tres días de luto que anunció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su viaje a Santiago, donde contempló los restos del trágico suceso, acompañado por el líder de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y por la ministra de Fomento, Ana Pastor.
En Galicia, sacudida por la tragedia cuando se disponía a celebrar su día grande, el del Apóstol Santiago, los días de luto son siete, según decretó el jefe del Ejecutivo regional.
