El Real Madrid disputará mañana ante el Olympiacos griego la final de la Euroliga después de superar en la segunda semifinal al Barcelona (67-74), en un partido marcado por el impacto de Sergio Rodríguez (12 puntos y nueve asistencias) en la primera mitad y de Felipe Reyes (17) en la segunda, sobreponiéndose al soberbio partido de Ante Tomic (18 puntos y 12 rebotes) en el cuadro blaugrana.
El conjunto que dirige Pablo Laso logró rehacerse a un mal inicio de la mano de la magia del ‘Chacho’ y resolvió el ‘thriller’ final con el tesón de su capitán, ante un rival que no encontró a Juan Carlos Navarro en los minutos finales.
Dos partes diferenciadas tuvo el encuentro con distintos protagonistas. En la primera hubo dos guiones, uno sin Sergio Rodríguez (18-11 para el cuadro de Xavi Pascual) y otro con él (con 15-28 para los blancos).
El Barcelo rayó la perfección defensiva en un primer cuarto magnífico, pero el base canario del conjunto marcó la diferencia en el segundo. El insular, desatado, cambió el partido llevando el ritmo al vértigo y dando un recital de puntos y asistencias, ante un oponente incapaz de seguir el ritmo y que sobrevivía por el dominio interior de Tomic y el comienzo del eterno Navarro, que disputaba su séptima ‘Final Four’.
En la segunda mitad (33-39 al descanso) volvió a notar el Real Madrid la ausencia de su director, de la identidad de su estilo. La escuadra azulgrana encontró apoyo para Tomic en Joe Ingles y, sobre todo, en Marcelinho Huertas (19 puntos), protagonista en el tercer período e inicio del último, momento en el que los blaugranas soñaban con alcanzar la final (61-52, min. 33). Pero, entonces, de nuevo, el Real Madrid se volvió a meter en el encuentro.
Sergio Rodríguez asumió de nuevo el mando y formó con Felipe Reyes una sociedad perfecta. El talento del base y la eficiencia del capitán agotaron al Barça, incapaz de encontrar a un Navarro sobremarcado y añorando una versión óptima de Lorbek.
El rebote defensivo que había mantenido al Barça en el duelo desapareció en los minutos finales y con él sus esperanzas de limitar la ofensiva madridista.
Dieciocho años después, el equipo de la capital volverá a disputar la final de la máxima competición continental. Entonces, en 1995 en Zaragoza, también el Olympiacos se interpuso entre la gloria y la amargura del segundo. Mañana, los blancos no tendrán al lituano Arvydas Sabonis, ‘MVP’ de aquella final, pero sí un estilo reconocible y una rotación capaz de reinar en el Viejo Continente.
A la conclusión del choque, Sergio Rodríguez aseguró que fue «una victoria de equipo», además de reconocer su deseo por jugar la final ante los «actuales campeones», Olympiacos.
«Ha sido un partido difícil, va a ser un fin de semana muy duro, pero estamos muy contentos por estar en la final. Elegimos el ‘tempo’, con mucha confianza, sabíamos que ellos eran un gran rival y teníamos que hacer bien las transiciones para no fallar en el momento decisivo», afirmó.
Por su parte, Felipe Reyes, uno de los artífices del triunfo, se mostró contento, pero insistió en que su sueño solo se cumplirá si se llevan la final de la máxima competición continental ante el Olympiacos. «El sueño se cumplirá si ganamos el partido que nos queda. La victoria ha sido muy bonita, pero si llegamos al último partido y no demostramos el equipo que hemos sido en los momentos difíciles, no serviría de nada. Pero yo confío en este equipo», comentó el cordobés.
