El Real Madrid se consagró ayer como rey de Europa por décima vez en su historia gracias a una victoria por 4-1 sobre el Atlético de Madrid en la prórroga de la final de la Liga de Campeones.
El Atlético, que hasta el minuto 93 era campeón gracias al gol del uruguayo Diego Godín a los 36 minutos, volvió a quedarse en las puertas de la gloria continental y revivió los fantasmas de 1974, cuando perdió su única final anterior de la Copa de Europa.
El partido fue emocionante desde el primer minuto: el fervor constante en las gradas, la lesión de Diego Costa a los ocho minutos, un error grave de Casillas que pudo significar la pérdida del título, y la remontada histórica de los blancos. El delantero empezó a esclarecer el enigma rojiblanco desde los primeros minutos. Su falta de intensidad evidenció sus problemas físicos y la aventura del delantero en Lisboa duró apenas ocho minutos.
El conjunto de Simeone se empecinó en evitar cualquier tipo de contraataque blanco y su rival se mantuvo conforme sin cometer faltas infantiles y regalarle balones parados a su rival cerca del área.
Las jugadas de peligro tardaron media hora en aparecer y, como era de esperar, surgieron por errores rivales. El equipo blanco desperdició su mejor ocasión a los 32 minutos, cuando Tiago le regaló el balón a Bale en una salida y el galés tiró el balón fuera del área de un modo insólito.
El gol del Atlético se produjo apenas cuatro minutos después y también gracias a un error del rival. Juanfran lanzó de cabeza el esférico al corazón del área tras un despeje fallido de Raphael Varane y Godín, el mismo que había dado el título de Liga a su equipo en el Camp Nou, anotaba de cabeza.
Gran parte de la responsabilidad reposó nada menos que en Casillas, quien dudó demasiado a la hora de salir a cortar el pase de Juanfrán y quedó a mitad de camino a la hora de atajar la pelota. El golpe dejó al Real Madrid sin reacción hasta el segundo tiempo, cuando se vio obligado a plantar más jugadores en el campo rival y se mostró bastante más incisivo en las bandas.
Un tiro libre de Cristiano bien atajado por Courtois fue el primer síntoma de la nueva imagen del conjunto blanco. Ancelotti metió a Isco y Marcelo en lugar de Khedira y Coentrao y la escuadra de Chamartín reaccionó con un cabezazo desviado de Cristiano que Benzema no pudo empujar a la red y con un zurdazo de Bale apenas desviado desde la puerta del área.
La final parecía rojiblanca hasta el minuto 93, momento en que el Real Madrid sacó a la luz su casta europea. Modric lanzó un tiro de esquina al corazón del área y Ramos se elevó entre todos para colocar la pelota en el fondo de la red.
Acorde al delirio de la afición blanca fue la desazón de los rojiblancos, que revivieron los fantasmas de 1974. Con los dos equipos agotados, el partido se definió en los últimos 10 minutos de la prórroga. Di María volvió a hacer una de sus jugadas personales electrizantes sobre la derecha y provocó una atajada de Courtois, pero Bale se elevó en el área pequeña para anotar de cabeza el segundo.
Ya con el Atlético agotado física y mentalmente, el Real Madrid confirmó su fiesta en los minutos finales con los dos goles de Marcelo y Cristiano, el máximo goleador de la presente edición.
