La Gimnástica Segoviana comenzó en la tarde de ayer el largo camino de la redención tras el arranque liguero que ha llevado al equipo a ocupar las últimas posiciones de la tabla, amén de sufrir una crisis deportiva de escasos precedentes en el club. El empate a cero frente al Guijuelo no es, sin duda, el mejor resultado posible, pero teniendo en cuenta de dónde venía el equipo, siete derrotas ligueras consecutivas, algo mejor que lo anterior sí parece.
El once gimnástico que saltó ayer al campo de La Albuera se pareció mucho en su esquema al de Aranda, pero no fue, ni de lejos, el que hizo el ridículo en El Montecillo, entre otras cosas porque su actitud sobre el campo fue muy distinta. Una cosa es que la Segoviana no disponga de jugadores de corte defensivo, y con las ausencias de Ricardo y Anel mucho menos, y otra muy distinta que los futbolistas ofensivos no deban esforzarse a la hora de tratar de destruir el juego del contrario. Como ayer los azulgrana sí pusieron empeño en la presión, sí trataron de apretar al rival en todas las zonas del campo, y se dejaron de tonterías, tirándose al suelo sólo cuando les hacían falta, y no en todo momento, todo ello dio como resultado que el equipo de Paco Maroto compitió como se le esperaba desde el principio de la Liga, y como debe hacer durante lo que resta de temporada.
De esta manera, con actitud, el equipo supo sobreponerse a la lesión de Roberto, que en el minuto 10 tuvo que dejar su sitio a Rubén, y a la baja de este último, que obligó a Vini a abandonar el puesto de central al que había llegado tras la ausencia de última hora de Pablo, y jugar de pivote defensivo durante más de media hora. Porque la fábula del perro flaco y las pulgas parece pensada para la Segoviana, que perdió a tres jugadores por lesión en un mismo partido.
Posiblemente si el conjunto azulgrana hubiese jugado ante un rival de mayor entidad que el Guijuelo, los problemas para la portería de Durán hubieran sido mucho mayores que los que ofreció un conjunto charro que apostó por el 0-0, que estuvo a punto de encontrarse con un gol tras un remate clarísimo de Koeman dentro del área que se marchó desviado, y que ni siquiera con el aire a favor en la segunda parte fue capaz de crear más peligro que en un par de faltas colgadas al área y un lanzamiento de Romero a las manos del portero de la Segoviana.
Es decir, que siendo el Guijuelo un rival propicio para que la Segoviana sumara una victoria, al final el empate puede dejar el regusto amargo de haber vuelto a ver otra ración de impotencia ofensiva en casa. Ahora que ha vuelto la actitud, habrá que trabajar otras facetas, aunque resulta difícil trabajar el “instinto asesino” de chutar a portería en cuanto se tiene ocasión de hacerlo. Lo de crear fútbol es algo que también puede mejorarse, pero ayer se trazó bastante bien el camino a seguir gracias a Mariano y Maikel, que se asociaron con buen criterio en la segunda parte, porque en la primera fútbol, lo que se dice fútbol, pues no hubo, no les voy a engañar.
El miedo a fallar les duró a los jugadores gimnásticos casi media hora, hasta que a Víctor Pérez se le ocurrió probar suerte lanzado a portería una falta casi más cerca del área local que del centro del campo, y estuvo a punto de sorprender al portero visitante. Esa acción vino a mejorar el deprimido ánimo azulgrana, que en las postrimerías de la primera mitad hizo emplearse a fondo a la defensa charra, que desvió a córner en primera instancia un claro remate de Font tras un buen contragolpe, y que tras el saque de esquina también tapó todos los huecos en el remate de Rubén desde la frontal.
Tras el descanso, el aire en contra y la lesión de Rubén vinieron a poner una sombra de duda en al porvenir de la Segoviana en el encuentro, pero el Guijuelo no estaba por la labor de comprometer a los locales, que apoyándose en el juego en corto de Maikel y Mariano, y en la voluntad y el empeño, no siempre acompañado de acierto en el centro, de Cajoto, pusieron cerco a la portería de Montero, si bien es cierto que el portero del Guijuelo sólo tuvo que realizar una intervención, eso sí, de mucho mérito, para despejar un remate a bocajarro de Font tras un centro chut de Víctor Pérez que se encontró con el larguero.
El resto de acciones locales, incluidos varios centros desde las bandas, y no pocos remates desde la frontal del área, fueron repelidos por la defensa visitante, sin duda lo mejor del Guijuelo, que dio por bueno el reparto de puntos desde el minuto uno. En la Segoviana, con cuatro lesionados (Pablo, Anel, Roberto y Rubén) y un sancionado (Ricardo), la actitud, lo mínimo que se le ha de exigir al equipo, le bastó para sumar un empate y romper una mala racha histórica. Que se puede perder, y posiblemente este año se pierdan más partidos de los que se ganen, pero nunca más como pasó la semana pasada ante la Arandina, que precisamente vendrá a La Albuera el miércoles a disputar la final de la Copa Federación. La revancha está servida.
