La congregación segoviana de Religiosas de la Caridad Vedruna, cuyas múltiples actividades procuran educación y alimentación a los refugiados haitianos, organizó ayer una representación teatral a beneficio de los más desfavorecidos por el terremoto ocurrido en Haití hace ya tres años.
Con la obra, ‘Ocho mujeres encierran un misterio’, el grupo teatral de San Cristóbal de Segovia “Candilejas”, abrió las puertas del teatro Juan Bravo de la capital, utilizando la magia del teatro por una buena causa.
Lo recaudado con la venta de entradas -a un precio de cinco euros- irá destinado íntegramente — gracias a la colaboración de la Diputación Provincial que cedió el teatro de forma altruísta— a los más afectados por desastre.
El terremoto, ocurrido en 2010 y de magnitud 7’2 en la escala Richter, dejó un total de 316.000 personas fallecidas y a más de 1,5 millones de personas sin hogar.
Las religiosas de la Caridad Vedruna llevan desde entonces procurando educación y alimentos a los más necesitados. Entre ellos, los monitores de los campamentos de refugiados que a su vez desempeñan la labor de educadores.
Los niños, los más desfavorecidos por los graves problemas de desnutrición que presentan, son el grupo quizá más sensible de recibir estas ayudas.Un total de 300 menores viven en condiciones de baja salubridad, por lo que la congregación procura ofrecer los servicios mínimos necesarios en lo que ha cuidados sanitarios se refiere.
La desnutrición infantil en Haití es uno de los problemas más graves que ha dejado tras su pasó el terremoto de 2010. Aproximadamente una quinta parte de los niños menores de cinco años tiene un peso inferior al normal y padecen anemia la mitad de las embarazadas y el 75% de los niños menores de dos años.
Estos problemas reflejan la desigualdad social, en la que los niños pobres y las mujeres y niños de entornos rurales afrontan elevadas tasas de retraso en el crecimiento, peso inferior al normal y desnutrición extrema.
El agua, la sanidad y la higiene son absolutamente vitales para seguir con vida y mantener la higiene personal. Sin embargo, el acceso a estos servicios por parte de los desplazados no está asegurado por lo que la labor de las religiosas de la caridad Vedruna es fundamental. La labor educacional es de gran importancia también, ya que sin ella, y unido a los pocos recursos de los afectados, las posibilidades de poder reconstruir sus vidas se reducen considerablemente. Por ello, todos los esfuerzos que desde la congregación puedan hacerse para mejorar esta dramática situación son pocos y, aunque en agosto acaban la campaña anual de este 2013, no quieren finalizar la labor de este año sin celebrar una última actividad el próximo 3 de agosto en la localidad de Hontanares de Eresma, en la que, según Natividad, religiosa de dicha congregación, se ofrecerán platos de caldereta a un precio simbólico en una fiesta por la solidaridad.
