Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) alertaron ayer, ante la celebración del Sorteo Extraordinario de Navidad de hoy, de los riesgos que pueden derivarse para aquellos ciudadanos que vendan sus billetes de lotería premiados a posibles defraudadores, interesados en lavar y blanquear capitales, y recomendaron depositar las ganancias en una entidad financiera.
Gestha explicó que determinadas bolsas de dinero negro de difícil justificación y control por parte de Hacienda -como las derivadas de operaciones de compraventa de inmuebles o tramas relacionadas con el narcotráfico o la prostitución- pueden tener su salida mediante la compra de boletos cuyo beneficio se encuentra exento de tributación.
Según los técnicos de Hacienda, los defraudadores suelen ofrecer por estos billetes de lotería un leve sobreprecio -que oscila entre el 10 y el 20 por ciento del importe premiado-, de manera que suponga un aliciente atractivo añadido al premio ya de por sí obtenido.
Este colectivo destacó que estas operaciones representan una «grave infracción para Hacienda y un auténtico engaño para el agraciado, ya que difícilmente podrá acreditar ante una inspección tributaria el origen de esos fondos, pudiendo terminar con un acta de inspección que supere, entre la deuda y la sanción, más de la mitad del importe ganado».
Por otro lado, el comprador del billete podrá probar el carácter exento de esos fondos sin pagar un solo euro y blanquear así un dinero negro de origen incierto y que no siempre proviene de actividades lícitas, tal y como ha venido denunciando Gestha en sus informes sobre el incremento de billetes grandes en circulación.
De esta forma, a modo de ejemplo, un contribuyente con unos ingresos brutos anuales de 30.000 euros, que resulta agraciado con un premio de lotería de 300.000 euros y que decide vender su billete a un defraudador por 350.000 euros, si Hacienda descubre la ganancia patrimonial no justificada, puede acabar pagando al fisco más de 175.000 euros, incluyendo la cuota más la sanción impuesta.
Por el contrario, el comprador-defraudador del billete, que probablemente tributaría al 43 por ciento por la cantidad lavada, simplemente abonará el sobreprecio de compra, y podrá en todo momento acreditar el carácter exento y lícito de esos fondos sin pagar un solo euro de penalización por el fraude cometido. De conformidad con la Ley, los agraciados por el gordo y demás premios están exentos de tributación, por lo que no deben abonar cuantía alguna a Hacienda, pudiendo disfrutar íntegramente su dinero.