El Gobierno de Hungría decretará la situación de crisis en dos condados del sur fronterizos con Serbia para responder a la llegada masiva de inmigrantes, según adelantó ayer un portavoz del Ejecutivo desde la localidad de Szeged. El responsable de la oficina nacional de desastres, Gyorgy Bakondi, explicó ayer en rueda de prensa que la zona fronteriza en esos dos condados se ampliará de los actuales 10 metros a un total de 60 con motivo de la entrada en vigor de las nuevas medidas.
Asimismo, contemplarán la creación de zonas de tránsito para gestionar las llegadas. “Esto puede ayudar a ubicar temporalmente a las personas que buscan refugios o un estatus de protección, así como a procesar las solicitudes de asilo y registro”, afirmó Bakondi. Las autoridades prometieron agilizar la resolución de estas peticiones e incluso otorgar una respuesta en cuestión de horas. En caso de rechazo, los inmigrantes serían devueltos a Serbia, último país de tránsito en este caso.
Hungría, que ya ha recibido en lo que va de año a más de 200.000 inmigrantes y refugiados, limitó desde el día de ayer el paso a través de la frontera con Serbia para “canalizarlo” a través de “zonas de tránsito” controladas. El país se defendió frente a quienes lo acusaron de actuar por libre: “No es justo criticar a un país por respetar las reglas”.
La embajadora de Hungría en España, Eniko Gyori, explicó ante los medios de comunicación en qué consisten unas medidas que exponen cuál es actualmente la “prioridad máxima” del Gobierno de Viktor Orban. Las autoridades húngaras apelaron a las “obligaciones” internacionales para aprobar una serie de reformas que considera necesarias.
En este sentido, Gyori subrayó ayer que “un Estado sin fronteras exteriores no es un Estado” y aclaró que Hungría no “cerrará” los 175 kilómetros que comparte con Serbia, sino que “canalizará” la masiva llegada de inmigrantes.
