El Gobierno británico salió ayer al paso de las críticas por su respuesta a la propagación de los disturbios en Londres, que han causado ya 215 detenidos en la tercera jornada de altercados, la mayoría por pillaje y violencia callejera. Las revueltas de la madrugada del domingo en el barrio de Tottenham, las más graves vividas en Londres en 25 años, continuaron ayer con nuevos saqueos en otros cinco distritos de la capital, donde la Policía incrementó su presencia para evitar más brotes de agresión.
Las Fuerzas de Seguridad, blanco principal de los ataques, acusa a delincuentes de estar detrás de estos desórdenes que, avivados por las redes sociales como Twitter y su difusión en los medios de comunicación, se han expandido en las últimas horas desde el norte al este y sur de Londres como Brixton, un barrio de mayoría afrocaribeña.
Los últimos días se han quemado vehículos y edificios en la capital, se han saqueado tiendas de ropa y electrónica, se han destruido casas y comercios y se han montado barricadas en una ola de tensión protagonizada generalmente por adolescentes.
La crisis coincide con las vacaciones estivales de los políticos, lo que ha provocado un aluvión de críticas e incrementado la presión política. Ayer, la ministra británica de Interior, Theresa May, hizo una pausa en su descanso para hacer frente al desequilibrio social y achacó a «delincuentes» la ola de violencia. «Es pura delincuencia», manifestó May, quien además se mostró muy firme al señalar que los responsables de los disturbios serán llevados ante la Justicia y castigados con toda la fuerza de la ley.
El alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, también interrumpirá sus vacaciones y volverá hoy a la capital británica ante la gravedad de la situación, dijo hoy su portavoz.
Por su parte, el viceprimer ministro, Nick Clegg, responsable del Ejecutivo ante la ausencia del premier David Cameron, aseguró que el Gobierno trabaja «de forma efectiva como un equipo» ante estos sucesos. «Estamos en constante contacto entre nosotros y trabajando esta semana, como hacemos todo el año. Se trata de robos camuflados de protestas», aseguró.
Mientras, el barrio de Tottenham evalúa la reconstrucción tras unos disturbios que han causado daños por valor de unos 115 millones de euros. El punto de partida de esta mecha de tensión fueron los ataques a la Policía, cuya actuación provocó la muerte a tiros de un joven negro de 29 años, Mark Duggan el pasado jueves en Tottenham, y que aún no ha sido esclarecida. Mientras en algunos barrios se constata una animosidad histórica contra los agentes.
La mecha está encendida y ya se propaga por cinco distritos.
