Después de que Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, el partido más votado en las elecciones griegas del pasado domingo, decidiera el lunes renunciar a la tarea de conformar un Gobierno de coalición, al no encontrar el respaldo necesario entre el resto de formaciones, ayer le tocó el turno a Alexis Tsipras, cabeza de lista de la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), la segunda candidatura que cosechó más apoyos en las urnas y que cuenta con tres días por delante para conseguir llevar adelante las negociaciones pertinentes que le permitan formar un Ejecutivo con la mayoría suficiente, una opción que se antoja complicada.
El presidente griego, Karolos Papoulias, entregó ayer el encargo a Tsipras, de 37 años, que destacó que éste «es un momento histórico para la izquierda». «El público ha votado en masa contra las brutales políticas del memorándum de la UE», agregó.
Convencido antieuropeo y muy crítico con el rescate, el ultraprogresista descartó una alianza con los hasta ahora partidos en el Gobierno, Nueva Democracia y los socialistas del Pasok (tercera fuerza más votada), a los que instó a explicar en Bruselas que sus firmas en los programas de ahorro y estabilización «ya no son válidas».
Además, anunció que, en el caso de asumir el Ejecutivo, aprobará una moratoria en el pago de las deudas del país, al tiempo que señaló que habrá que dar marcha atrás a todas las leyes «hostiles con los trabajadores».
El partido rechazó la política de ahorro seguida hasta ahora por Atenas durante la crisis del euro y se niega a pagar las deudas del país, apostando por un impulso al crecimiento. Sin embargo, defendió que Grecia siga en el euro.
El Syriza multiplicó el domingo su apoyo por cuatro, y se convirtió, sorprendentemente, en la segunda fuerza del Hemiciclo, entre los conservadores y los socialistas.
Tsipras quiere hablar con representantes de partidos menores y hoy se reunirá con asociaciones sindicales y empresariales.
La agrupación tiene 52 mandatos en el Parlamento. Aunque consiguiera reunir a toda la izquierda -dividida en varios grupos- llegaría solo a 97 escaños, muy lejos de los 151 que se necesitan para tener una mayoría.
