El Carnaval es transgresión e impostura, y quienes se sumergen en la vorágine festiva lo hacen imbuidos de un deseo más o menos oculto de romper con la monotonía diaria con la esperanza de que otro mundo es posible. En tiempos de crisis, este precepto carnavalero cobra aún mayor fuerza y así lo entendieron algunos de los colectivos profesionales que en los últimos meses toman las calles para defender sus derechos y protestar contra las medidas de recortes del Gobierno; que ayer se transformaron en improvisadas comparsas para hacer oír sus voces en el desfile del Martes de Carnaval que ayer tuvo lugar en la capital.
Con una gélida temperatura que apenas superaba los dos grados sobre cero, la cohorte de comparsas partió a las ocho de la tarde desde la avenida de Fernández Ladreda, para convertir el recorrido hasta la Plaza Mayor en un peculiar «sambódromo» en el que las dulzainas y las charangas se encargaron de poner el ritmo musical.
Abriendo el cortejo, los mágicos seres alados de la compañía Close-Act Theatre de Holanda pusieron el elegante y sugerente preludio del desfile carnavalero que abrió la veterana comparsa «La Semifusa», que este año ha elegido el Chicago de los años 30 como motivo de sus disfraces.
Tras la comparsa decana del Carnaval segoviano, siguieron los residentes de Apadefim con un simpático disfraz de caramelos de chocolate, y a continuación los «diablos» de la Comparsa Vacceos, los «árabes» de Semaforitos, los «esquimales» de Chirigoteros y las máscaras venecianas de «Para que tu lo bailes», concluyendo la relación de comparsas oficiales con los conjuros de los brujos y brujas de El Tudel.
En la cola del desfile quedó la parte reivindicativa, con representantes de docentes en defensa de la Escuela Pública, sanitarios contra la privatización del sistema público de salud y funcionarios contra los recortes en sus derechos, así como otros grupos espontáneos de segovianos que quisieron aportar su nota de color no exenta de crítica social a este espectáculo.
Pasadas las nueve de la noche, el desfile culminó su recorrido en la Plaza Mayor, donde la Asociación de Cocineros les esperaba con un reparador «potaje carnavalero» que se agradecía en noche tan fría como la de ayer, y que servirá también para paliar las necesidades de la Asociación de Fibromialgia de Segovia, ya que la recaudación irá destinada a este colectivo. Para animar la velada, la banda «Furious Ska» fue la encargada de una particular verbena hasta primeras horas de la madrugada.
