No fueron demasiado alentadoras las previsiones que hizo ayer públicas el Fondo Monetario Internacional (FMI), que revisó sus recursos de crecimiento a la baja sobre la economía mundial. Aunque sigue previendo una «recuperación gradual, el crecimiento será probablemente un poco más débil de lo que se anticipaba incluso en julio», según adelantó la directora del fondo, Christine Lagarde.
La exministra francesa destacó que sus previsiones han tendido a la baja en los últimos 12 meses y subrayó que una serie de factores están ralentizando la economía global, como así reflejarán las nuevas estimaciones de principios de octubre en Tokio.
La directora gerente del FMI detalló que en el centro de todos esos factores se encuentra la incertidumbre, principalmente sobre si los políticos pueden cumplir y cumplirán sus promesas. Así, advirtió de que esto está teniendo efectos «muy reales», como la creciente divergencia entre las economías de la zona euro o la tibia recuperación en los Estados Unidos.
En este sentido, incidió en que la economía global está todavía «lejos de donde debería estar».
Lagarde destacó que ya se han adoptado muchas de las decisiones correctas y, en concreto, hizo mención a las últimas medidas de estímulo adoptadas por los bancos centrales de Europa, Japón y Estados Unidos.
La exministra francesa reconoció también la respuesta positiva del mercado a los últimos anuncios, pero recordó que estas pueden ser de corta duración.
Respecto a Europa, la directora gerente del FMI señaló que «obviamente sigue siendo el epicentro de la crisis y donde es necesario más acción con urgencia». En este sentido, señaló que se han dado pasos en los últimos meses, incluso antes de que el BCE anunciara su nuevo programa de compra de deuda, como por ejemplo el programa de ayuda a España para recapitalizar sus bancos.
Sin embargo, ahora hay que ver a todos los actores implementando las medidas de forma coordinada, y, en concreto, subrayó la necesidad de una «unión bancaria fuerte y eficaz».
En su opinión, debe iniciarse «lo antes posible» para romper el círculo vicioso entre economía soberana y bancos, por lo que instó a avanzar en los acuerdos del 29 de junio para establecer un mecanismo único de supervisión y permitir la recapitalización directa de los bancos.
En esta línea, Lagarde también reclamó al Viejo Continente que implemente el cortafuegos europeo, ponga en marcha el plan acordado para la unión fiscal y, a nivel nacional, implemente los planes esenciales para el crecimiento, el empleo y la competitividad.
