El G-20 se ha comprometido a redoblar el colchón financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) en más de 430.000 millones de dólares (325.000 millones de euros), doblando así la capacidad prestamista de la organización internacional, a fin de garantizar la estabilidad financiera y la recuperación económica mundial, según confirmó la directora general del FMI, Christine Lagarde.
En un comunicado, Lagarde destacó que este acuerdo supone «una contundente resolución de la comunidad internacional para asegurar la estabilidad financiera global y encauzar la recuperación económica mundial por el camino correcto». «Estos recursos se han facilitado para tareas de prevención y resolución de la crisis, así como para alcanzar las necesidades potenciales de financiación de todos los miembros del FMI», añadió la economista, en un claro guiño a los países de la zona euro más afectados por la crisis de la deuda, como España o Italia.
En las últimas semanas se ha especulado con un hipotético rescate financiero a España, fruto del recrudecimiento de la coyuntura económica y las pobres expectativas de crecimiento, lo que ha provocado el resurgimiento del alarmismo en Madrid y en Bruselas. Estos fondos adicionales serán utilizados en caso de necesidad, aclaró la responsable del l FMI.
Lagarde aseveró que esta resolución es «una expresión colectiva de enorme importancia y necesaria». Con este aumento, se ha superado la barrera del trillón de dólares (756,5 billones de euros) reclamado por el organismo hace unos meses para lidiar con la creciente crisis en Europa. Por ello, Lagarde confesó estar «fascinada por la cantidad» de fondos acordados en esta cumbre, sumados a los compromisos rubricados en 2010 durante el período de reformas del FMI.
La exministra francesa ensalzó la «amplia respuesta» para «fortalecer la economía global y la estabilidad financiera», después de haber realizado numerosos llamamientos a incrementar la capacidad prestamista del FMI. Dio gracias a China, Rusia, Brasil, la India, Indonesia, Malasia y Tailandia, entre otros, por sus contribuciones.
El FMI no ha facilitado los montantes con los que estos países han secundado la petición de más fondos por parte de Lagarde. En este sentido, sí explicita que la India, Malasia y Tailandia, bajo el paraguas de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), han condicionado su apoyo al beneplácito que ha de expresar sus respectivos Parlamentos.
Ronda de contactos
Asimismo, la República Checa, cuya contribución asciende a 1.500 millones de euros, también supeditó tal monto a la aprobación del Parlamento, tal y como aclaró el gabinete del Banco Nacional Checo (CNB) el pasado 26 de enero, en el inicio de la ronda de contactos por parte del FMI. No en vano, en el comunicado que emitió entonces, el CNB «no aconseja al Gobierno que provea al Fondo de otro préstamo», salvo que haya una «garantía estatal de 2.530 millones de euros».
En este refuerzo del colchón financiero del FMI, la Unión Europea ha hecho la mayor aportación: 150.000 millones de euros. Japón ha contribuido con 45.000 millones; Corea del Sur, Arabia Saudí y el Reino Unido, con alrededor de 11.300; Suecia, Noruega y Suiza, con algo más de 7.500 millones; Polonia ha aportado 6.270, mayor cantidad que Australia; Dinamarca, con 5.300, y Singapur, con 3.000 millones de euros, el doble que la República Checa.
