La marcha de población extranjera ha sido una de las principales causas del descenso demográfico experimentado en el conjunto de la provincia en el último año. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2013 hay oficialmente 2.345 residentes menos que hace doce meses.
La disminución supone un 1,43 por ciento menos. Es la mayor caída de los últimos cuatro años que llevamos acumulados de reducción demográfica. La década anterior se había caracterizado por un crecimiento, producido sobre todo por la llegada de inmigrantes al calor de la bonanza económica que aparentemente se producía.
El cambio de tendencia hacia la disminución de los padrones empezó a notarse en el año 2010, dos después de que arrancara la crisis. Como el resto de provincias españolas, nuestra tierra ha dejado de ser un atractivo para los foráneos que estaban llegando. Su presencia ha convertido a todos los municipios segovianos en escenarios de gran variedad social y cultural. Hasta comienzos del actual siglo era extraño ver extranjeros en los pequeños pueblos, algo que convertido ya en habitual. Fue en el año 2009 cuando más creció la población segoviana y alcanzó el máximo padronal, con 163.900 habitantes.
Los cambios que se han producido en este tiempo también han sido protagonizados por la población autóctona, aunque en menor medida que lo han hecho los flujos migratorios de gente llegada de otros países. La estructura de la población autóctona es proclive a la reducción de los padrones, dado que la mayoría de los residentes son de edades avanzadas. También está haciendo que disminuyan los registros municipales el que muchos jóvenes se marchen a trabajar a otras zonas con más oportunidades de empleo, si bien esto no suele reflejarse en los respectivos ayuntamientos hasta que pasa un tiempo y su asentamiento es definitivo.
Es el regreso de extranjeros lo que más está influyendo ahora en esta nueva tendencia, pues los ayuntamientos dan de baja —por imperativo legal— a quienes han dejado de residir en sus municipios, pues muchos están obligados a renovar su residencia.
Por lo que respecta a los datos por provincias, las nueve de Castilla y León perdieron habitantes a lo largo del año pasado. Así, en Ávila había 168.149 empadronados a 1 de enero de 2013, un 1,82 por ciento menos que doce meses antes; en Burgos, 370.854, un 1,1 por ciento menos; en León, 488.254, un 1,25 por ciento menos, y en Palencia, 168.751, un 1,15 por ciento menos. Por su parte, en Salamanca había 344.978 habitantes censados, un 1,59 por ciento menos; en Segovia, 161.356, un 1,59 por ciento menos; en Soria, 93.136, un 1,47 por ciento menos; en Valladolid, 531.759, un 0,47 por ciento menos, y en Zamora, 188.236, un 1,76 por ciento menos.
En cuanto al porcentaje de extranjeros empadronados en Castilla y León, ascendía al 6,5 por ciento del total de la población a 1 de enero de este año, 0,3 puntos porcentuales menos que un año antes, y una cifra muy inferior a la registrada en el conjunto de España, con un 11,7 por ciento, 0,4 puntos menos que doce meses antes.
La provincia con más ciudadanos nacidos en otros países es Segovia, con un 12,81 por ciento (20.662 personas), y Soria, con un 9,87 por ciento (9.194). A continuación se sitúa Burgos, con un 8,73 por ciento (32.388); Ávila, con un 7,92 por ciento (13.321); Valladolid, con un 5,96 por ciento (31.691); León, con un 5,1 por ciento (24.879); Salamanca, con un 4,66 por ciento (16.086); Zamora, con un 4,3 por ciento (8.100), y Palencia, con un 4,25 por ciento (7.170).
