Hace exactamente una vuelta de competición liguera, el CD La Granja se movía en aguas pantanosas, tras la derrota en el campo del Aguilar, con la plantilla enfrentada a su entrenador, José Luis Fernández, que no logró sintonizar con el grupo de jugadores del conjunto granjeño, y con el presidente teniendo que poner manos a la obra para acabar con una crisis que podía llevar al equipo a los puestos de descenso.
Casi cinco meses después de aquello, ayer, finalizado el encuentro que el CD La Granja jugó de nuevo frente al Aguilar y que acabó con la victoria granjeña por 1-0, los jugadores azules celebraron el triunfo por todo lo alto, no en vano con esos tres puntos consiguieron prácticamente sellar su permanencia en la categoría, en una temporada en la que puede haber hasta ocho descensos en la Tercera División.
Evidentemente el éxito es de todo el club, y a todos les corresponde la palmada en la espalda, desde el presidente, Pablo Alejandro, que hizo lo que tenía que hacer cuando tuvo que hacerlo, y además fichó en el mercado de diciembre con evidente buen ojo, pasando por Sergio Inclán, un buen entrenador que convirtió un equipo desmotivado en un grupo sólido, y finalizando en los jugadores, que asimilaron perfectamente las enseñanzas del nuevo entrenador, que las pusieron en práctica con el buen resultado ya conocido, y que aguantaron físicamente un mes de abril terrible, con la disputa de siete partidos en cuatro semanas.
Precisamente esa exigencia física le pasó factura al conjunto granjeño en el encuentro frente al Aguilar, que llegó al campo de El Hospital a jugarse su última carta en busca de la permanencia, pero que sobre el terreno de juego, en muy malas condiciones, demostró las razones de su clasificación.
Con el campo de El Hospital convertido en albergue para conejos, y el viento serrano soplando de firme, ambos equipos tuvieron difícil jugar la pelota durante una primera parte en la que no pasó nada de nada hasta pasada la primera media hora de encuentro. Hasta entonces, Sergio Inclán en un banquillo, y Luis Sierra en el contrario, se dejaban la garganta dando instrucciones que parecían lógicas desde la grada, pero que no debían de serlo en el campo, porque los jugadores no les hacían ni caso.
Tras un par de acercamientos peligrosos del conjunto local, llegó una de las acciones clave del encuentro, tras un absurdo penalti cometido por Yiyo, que el visitante Pipe lanzó al palo. Aún con el susto en el cuerpo de los locales, el partido llegó a su intermedio.
Mejoró el equipo de casa tras el paso por los vestuarios, y comenzó a sumar las ocasiones suficientes como para hacerse merecedor de la victoria. Su rival trataba de sorprender a la contra, pero la línea de zagueros granjeños, con especial mención a un excepcional David González, frenaron en seco los ataques palentinos, en los que el bullidor Charles se mostraba como su jugador más peligroso.
El CD La Granja no consiguió marcar en un primer arreón coincidiendo con los primeros minutos del segundo tiempo, pero tras unos minutos de respiro, sí lo logró cuando de nuevo elevó su ritmo en el partido. Guille estuvo cerca con un remate de cabeza que el portero Escudero sacó en buena intervención, poco antes de que Mansino desviara con el pie un centro desde la banda derecha y llevara el balón a las mallas, y la alegría a los aficionados locales.
Desde el 1-0, y hasta el final del encuentro, estuvo mucho más cerca el segundo tanto de los locales, que el empate a uno. El Aguilar sólo llevó cierta inquietud a balón parado, pero lo cierto es que Yiyo no tuvo que parar un solo remate de los delanteros palentinos. El CD La Granja terminó llevándose los puntos de manera merecida, y logrando de esta manera dejar prácticamente sentenciada su permanencia. Buen trabajo.
