Los ministros de Economía de la eurozona tratarán hoy de acercar posturas con Grecia sobre el futuro del rescate y la deuda helena, aunque las perspectivas de un acuerdo son “bajas” por las grandes diferencias entre las dos partes. Mientras que el nuevo Gobierno de Syriza quiere poner fin a la austeridad y aligerar su deuda, la UE le exige respetar los compromisos comunitarios
El nuevo ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, tiene previsto presentar a sus socios una propuesta de compromiso, que consiste en un “programa puente” de seis meses que duraría desde el 1 de marzo hasta el 31 de agosto para darse más tiempo para negociar. Legalmente, sería una nueva prórroga del actual rescate, pero el memorándum se sustituiría por un nuevo texto con los compromisos que asume Atenas, según informó la prensa griega.
En concreto, el nuevo Gobierno griego quiere desechar el 30% de las medidas contenidas en el memorándum de entendimiento del rescate griego consideradas incompatibles con el programa de Syriza y sustituirlas por 10 nuevas reformas estructurales que Atenas pactaría con la OCDE. Además, reclama relajar el objetivo de superávit primario (sin contar los intereses de la deuda) hasta el 1,5% del PIB, en lugar de entre el 3% y el 4,5% vigente, así como aligerar la deuda mediante un canje de bonos.
En cuanto a la financiación, el plan reclama que se autorice a Grecia a aumentar en hasta 8.000 millones de euros el límite de emisiones de letras del Tesoro, actualmente fijado en 15.000 millones. Varoufakis pide además al Banco Central Europeo (BCE) que desembolse a Atenas de inmediato los 1.900 millones de euros de beneficios obtenidos de la compra de deuda griega en 2010. Atenas no descarta además utilizar el resto de los 7.000 millones de euros del actual rescate (los 1.900 millones del BCE, 1.800 millones de la UE y el resto del Fondo Monetario Internacional) e incluso una reserva de 10.000 millones para la banca que no se ha utilizado.
El acuerdo sobre estas medidas permitiría al BCE seguir dando liquidez a la banca griega con normalidad a partir del 1 de marzo. El control de la aplicación de las reformas no lo llevaría a cabo la troika sino que se encargarían por separado la Comisión y el FMI y en territorio “neutral”, posiblemente Bruselas o París.
Sin embargo, todas estas propuestas fueron acogidas con frialdad durante la gira de capitales que el ministro griego realizó la semana pasada, en particular en Alemania. El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, ya avisó que el Eurogrupo no va a aceptar sin más todas las exigencias de Atenas. Juncker mantuvo contactos “muy intensos” con el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, el último el martes por la tarde, que no fueron “muy fructíferos”, según la portavoz de la propia Comisión, Mina Adreeva.
“De momento, tenemos bajas expectativas de que se puedan alcanzar acuerdos definitivos mañana (por el miércoles) o en el Consejo Europeo” que se celebrará este jueves, señaló la portavoz. Para Bruselas, el objetivo es lograr algún tipo de compromiso en la siguiente reunión del Eurogrupo.
