La Unión Europea buscaba ayer contrarreloj una solución para el rescate de 10.000 millones de euros a Chipre, en una nueva larga noche de negociaciones, con el fin de evitar la quiebra de la isla y su salida del euro, a pocas horas de que el Banco Central Europeo (BCE) cumpla su amenaza de cortar la liquidez de emergencia al sistema financiero chipriota.
La reunión extraordinaria de los ministros de Economía del Eurogrupo prevista para las seis de la tarde en Bruselas se retrasó varias horas al prolongarse las negociaciones del presidente chipriota, Nicos Anastasiades, con los líderes de la troika, sin que hasta el cierre de esta edición hubiera trascendido su resultado.
En las conversaciones con Anastasiades, que se iniciaron a primera hora de la tarde, participaron la directora del FMI, Christine Lagarde; y los presidentes del BCE, Mario Draghi; la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. También estuvieron presentes el líder del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y el vicepresidente económico Olli Rehn.
El principal escollo parece ser, según la información que se propagó, el rechazo del Ejecutivo de Nicosia a la exigencia del FMI de reestructurar también el Banco de Chipre. Las autoridades ya habían aceptado liquidar el segundo banco de la isla, Laiki, imponiendo una tasa del 20% a los grandes depositantes del Banco de Chipre.
Los medios griegos aseguraron que Anastasiades amenazó con dimitir durante las negociaciones. El presidente habría manifestado textualmente: «Les hago una propuesta y la rechazan. Le mando otra; lo mismo. ¿Qué quieren? ¿Me quieren obligar a renunciar? Si es lo que quieren, díganlo».
Así, la reunión en Bruselas para llegar a ese pacto que salve a Chipre del abismo estuvo precedido por las advertencias de varios ministros de que las condiciones han empeorado durante esta semana la incertidumbre.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, fue más allá y reconoció que «hay posibilidades de que afecte al conjunto de la UE» si no somos «capaces de llegar a un acuerdo concluyente con Nicosia».
En todo caso, el representante español en el Eurogrupo apuntó que el de Chipre «es un caso excepcional y único» debido a «una banca absolutamente sobredimensionada» y «con un porcentaje de depósitos de no residentes muy elevado».
Por otro lado, las dos principales entidades bancarias de la isla impusieron una limitación de 100 euros al máximo diario de efectivo que los chipriotas podrán retirar de sus cajeros automáticos.
