A camino largo, paso corto. Siguiendo ese refrán, El Espinar se acaba de convertir en el segundo municipio de la provincia por número de habitantes —únicamente por detrás de la capital, Segovia—. Su evolución demográfica a lo largo de siete siglos de historia muestra, a grandes rasgos, un crecimiento sostenido. Lento pero seguro.
A diferencia de la mayoría de los pueblos segovianos, cuyo origen es incierto, El Espinar tiene fecha de nacimiento. El 8 de junio de 1297, la ciudad de Segovia otorgó a sus primeros habitantes la Carta Puebla, considerada como el acta fundacional de la nueva población.
Pronto se comprobó el éxito de aquella repoblación. Ya en el siglo XIV, El Espinar amplió su superficie en dos ocasiones. El desarrollo económico de los siglos XV y XVI conllevó un aumento de la pobladores. En esa última centuria, en concreto en 1533, sumaba 668 vecinos, incluyendo las viudas. El siglo XVII habría de ser el primer periodo en que se registró un descenso del número de habitantes, tendencia que quedó abortada en el siglo XVIII. En 1789, el Censo de Floridablanca indicaba que El Espinar contaba con 1.049 vecinos.
Desde esa fecha, El Espinar ha visto nacer en su término municipal tres núcleos de población. El primero, San Rafael, creado a consecuencia de la carretera que mandó construir el rey Fernando VII para superar el puerto de Guadarrama. Un siglo después, en 1888, la apertura de una estación ferroviaria propició la fundación de La Estación de El Espinar. Y, ya en los años 60 del siglo XX, empezó a crecer la urbanización de Los Ángeles de San Rafael.
Los últimos 110 años constituyen la etapa de mayor crecimiento demográfico del municipio. Si en 1900 la población de hecho era de 2.160 personas, la cifra ascendió a 4.665 en 1950. Luego, durante cuatro décadas, la emigración atenuó el aumento de efectivos, hasta llegar a 1991 con 5.054 empadronados. Desde esa fecha el crecimiento ha sido permanente, hasta rozar hoy los cerca de 10.000 vecinos.
El hecho de que El Espinar se haya colocado como segundo municipio por número de habitantes de la provincia, superando a Cuéllar, no ha sido, pues, tarea de un día. El actual alcalde, David Rubio (PSOE), se ha apresurado a decir que es fruto del trabajo que se llevaba realizando en las últimas legislaturas. El exalcalde Juan José Sanz Vitorio (PP) recordó ayer que, cuando él accedió a tal cargo, en 1995, el primer objetivo que se marcó la corporación fue el de captar nuevos pobladores. En cualquier caso, desde El Espinar se ha intentado en los últimos días evitar que su nuevo puesto en el ranking de municipios segovianos con mayor población pueda suponer un motivo de confrontación con Cuéllar, la localidad que ha quedado apeada del segundo lugar. “Esto no es una competición, no hemos ganado ningún concurso —afirma Eugenio López Villa, concejal de IU—; ser el segundo municipio no es positivo en sí, lo positivo sería que esa nueva situación llevara aparejada una mejora de los servicios”.
En las calles de los diferentes núcleos que componen el municipio, la noticia se ha recibido con total tranquilidad (“ya se esperaba hace tiempo”, dicen varias de las personas consultadas por esta Redacción), intentando quitar importancia al hecho en sí. Para Juan Andrés Saiz Garrido, cronista imprescindible de El Espinar, lo ocurrido “es fruto de unas circunstancias concretas”. La primera, que El Espinar está “a las puertas de Madrid”. La segunda, que la vivienda es mucho más barata que en la vertiente madrileña de la Sierra de Guadarrama. La tercera, el incipiente desarrollo industrial, auspiciado por empresas como Siro e Isoperfil.
¿Cuál es el perfil del nuevo poblador de El Espinar?. “No lo hay”, asegura, de forma tajante, la responsable del padrón municipal. Es cierto que se empadronan muchas parejas jóvenes y con hijos, pero también que cada vez son más quienes eligen El Espinar para pasar los últimos años de su vida, después de haberse jubilado… Además, El Espinar ha atraído a numerosos extranjeros (1531, a fecha 19 de enero de 2011), habiéndose convertido en un municipio multicultural en el que conviven ciudadanos de 52 nacionalidades.
De la lectura de estos datos, el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) de El Espinar, Juan Jesús María, saca una conclusión fundamental: “Hay gente que elige El Espinar para ir a vivir, y eso es muy importante”. Es un hecho: El Espinar gusta como lugar de residencia. El propio presidente del CIT cree que la clave está en que el municipio “no ha perdido su encanto”, a pesar de haber multiplicado la población. Para Saiz Garrido, “su éxito se produce por no haber olvidado sus raíces, en especial el monte y el campo”.
La pirámide de población de Espinar muestra que, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los núcleos rurales segovianos, la edad media es relativamente baja: 38 años. El segmento de población con mayor número de efectivos es el que va de 30 a 39 años, que suma 2.020 personas. Pero, sin lugar a dudas, el dato que resulta más llamativo de su pirámide de población es la alta cifra de niños de entre 0 y 9 años, 1.202, vaticinio de un próspero porvenir.
De cara al futuro, el reto es, en opinión de Sanz Vitorio, “seguir creciendo de forma racional”, lo que, a su entender, podría lograrse siempre y cuando se creen nuevas áreas industriales y el municipio sepa aprovechar su estratégica ubicación. Para Saiz Garrido, el hecho de que El Espinar se haya aupado al segundo puesto de la provincia por su número de habitantes implica “una responsabilidad” para sus gobernantes, que a partir de ahora deberán ir mejorando los servicios de forma armónica con el aumento del vecindario.
El delegado territorial de la Junta en Soria, Carlos de la Casa, muy vinculado a El Espinar, donde veranea desde hace 30 años, es quien pone el remate a los pronósticos: “El aumento de población es un motivo de alegría (…) pero ahora llega lo difícil, que es mantenerse. Pero estoy seguro de que los espinariegos lo lograrán por su capacidad de trabajo”.
