Una vuelta de dos etapas tiene sus cosas malas, que hay poco ciclismo, y sus cosas buenas, como que todos los corredores lo dan todo desde el primer kilómetro, sabiendo que los esfuerzos ahorrados hoy pueden no valer mañana. Así lo entendieron los 137 ciclistas que en la tarde de ayer tomaron la salida de la 48 edición de la vuelta a Segovia en una jornada agradable en cuanto a la temperatura, pero que no se apiadó del pelotón en lo que a la lluvia se refiere.
Desde el primer momento los corredores se tomaron la etapa muy en serio, y aunque ningún equipo quiso dar un paso al frente para controlar la carrera, los kilómetros pasaron muy rápido entre las escaramuzas y los intentos de fuga. Entre el primer y el segundo paso por Navas de Oro cayó agua para regalar, pero ello no influyó en el ritmo de la carrera, sino que los ciclistas continuaron con su pedaleo firme en busca de unos últimos kilómetros que siempre se antojan decisivos con la cuesta de Los Hoyos.
En los metros finales fueron los ciclistas del Guerola Terra y Mar se mostraron como los más fuertes. Saltó en primer lugar Sebastián Mora, pero en cuanto fue absorbido por un grupo cabecero, su compañero Raúl Alarcón puso la puntilla con un ataque que no pudo ser respondido por nadie, llegando a la meta con una ventaja suficiente como para ganar la etapa con tranquilidad, aunque no para ganar la vuelta. El circuito de La Piedad decide hoy.
