La sala del Palacio de Pedro I completó su aforo en la vigésima edición de las Jornadas Taurinas de la Peña El Encierro. Con el título “El Encierro de Cuéllar. Caballos y Toros”, se homenajeó a Pepe Gavilán, ganadero de Fuentesaúco, quien con 85 años relató sus experiencias en Cuéllar, cuando encerraba las vacas primero, los toros después, en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Posteriormente lo hizo siendo empresario Arsenio Álvarez, y como ganadero a mediados de los 90 con Simón Caminero, cuando era empresario Gustavo Postigo.
Gavilán recordó lo duro y distinto que era entonces, cuando desde Salamanca con dos personas a caballo y dos bueyes trasladaban veinte vacas para el encierro de Cuéllar en cuatro jornadas. El oficio lo hacía todo.
Isaías Salamanca apostó por el entendimiento para lograr el mejor de los encierros, y el conocimiento de los límites de jinete y caballo para potenciarlo.
Ángel Capellán, de Portillo, reconoció que sigue durmiendo mal el día anterior al domingo de toros, y es que la responsabilidad y la liturgia del encierro se apodera de la mayoría de caballistas que acuden a Cuéllar, y Gabriel Velasco apuntó la necesidad de mejorar la preparación de los caballos y solicitó un poco de sitio para los jóvenes con experiencia.
El debate transcurrió entre la necesidad de una buena elección del ganado, la existencia de normativas que sean lógicas, la evolución de los encierros y sobre todo la prioridad del toro, por encima de salir en la foto. El acto concluyó con la entrega de una lámina de la peña taurina El Encierro a Gavilán.
