Hace dos años, en la primera visita de José Valín a Segovia tras ser elegido presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), reveló, de forma sorpresiva, que dicho organismo, dependiente del Ministerio de Agricultura, barajaba, entre las alternativas de regulación del río Eresma, la construcción de un embalse en el Ciguiñuela, un viejo proyecto ideado por el ingeniero Federico Cantero Villamil en torno a 1930 que en las últimas décadas había caído en el olvido.
La confirmación de que el Estado pretendía desenterrar la idea se produjo cuando el Consejo de Ministros aprobó, en junio de 2013, el Plan Hidrológico del Duero, entre cuyos proyectos figuraba el embalse del Ciguiñuela, si bien esa inclusión no garantiza su ejecución, condicionada a la obtención de una declaración de impacto ambiental positiva.
En cualquier caso, el proyecto ha comenzado a dar sus primeros pasos. Y ya se ha redactado el “Documento inicial del estudio de regulación de caudales para el abastecimiento a Segovia y otras poblaciones de la cuenca del Eresma”.
En la descripción general del proyecto, promovido por la ‘Sociedad Estatal Aguas de las Cuencas de España’ (ACUAES), se indica que la capacidad del embalse del Ciguiñuela sería de 29 hectómetros cúbicos, cuadriplicando la capacidad del Pontón Alto (7,4 hectómetros cúbicos). En cuanto a la superficie el embalse, sería de 200 hectáreas de superficie, Cabanillas del Monte y Trescasas. Mientras que la pantalla de la infraestructura se situaría aguas arriba de la ciudad de Segovia, una cola del embalse quedaría cerca del pueblo de Cabanillas del Monte, a unos 500 metros de distancia, y otra cola llegaría a las inmediaciones de Trescasas, a unos 750 metros de distancia.
Por lo que respecta a la procedencia del agua, el documento inicial señala que, “para el llenado del embalse, además de contar con las aportaciones del río Ciguiñuela, se contará con los caudales derivados de la presa del Pontón Alto, situada en el curso del río Eresma”. La pretensión inicial es, pues, realizar un trasvase desde el Pontón Alto al nuevo embalse. Para ello es necesario ejecutar una conducción de dos metros de diámetro que permita el trasvase del volumen de agua. El estudio realizado concluye señalando que esa conducción tendrá una longitud aproximada de 10,6 kilómetros.
De momento, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ya ha consultado a los afectados sobre la amplitud y el nivel de detalle que, en su opinión, debe darse al estudio de impacto ambiental de este proyecto. Y ese no es el único movimiento que se detecta en relación con el proyecto del Ciguiñuela, ya que también se ha realizado una prospección para conocer el posible impacto de la infraestructura sobre los yacimientos arqueológicos de la zona y otros bienes catalogados.
La tramitación y ejecución de una infraestructura hidráulica, como reconoce Valín, “es larga”. Del orden de diez años. Pues bien, la del Ciguiñuela ya ha empezado. Otra cosa es que llegue a culminarse.
