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El drama de los desahucios da la cara en Segovia

por Redacción
11 de octubre de 2013
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Son vecinos de Segovia. Pasan desapercibidos en el supermercado del barrio, cuando van a recoger a sus hijos al colegio o cuando acuden a una consulta en el centro de salud. Ayer, unos cuantos, pocos todavía teniendo en cuenta el alcance que tiene el problema de la vivienda y el impago de las hipotecas en la provincia, salieron a la calle porque consideran que los poderes públicos les dan de lado mientras los bancos les echan de sus casas.

A Soledad Sacristán, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Segovia, se le notaba en la voz una mezcla de rabia y de emoción por las situaciones a las que se enfrentan algunos de sus “compañeros” de esta organización que nació tímidamente a principios de este mismo año en la capital, cuando casi ninguno de los afectados se atrevía todavía a dar la cara. Segovia es una ciudad pequeña y es fácil estigmatizar a la gente con problemas.

Sacristán insistía: “Animo a los que tengan algún problema con su hipoteca a que se acerquen a la Plataforma, que no lo viváis solos, que no es un problema individual, es un problema colectivo. Estamos en una sociedad en la que mandan los poderes financieros”.

Antes de que la PAH protagonizara un acto de protesta en la sucursal de Caja Duero (Banco CEISS) de la avenida de Fernández Ladreda, Sacristán preguntaba ¿Es buena una ley que deja vivir a la familia en la vivienda —una vez aceptada la dación en pago por un banco— si tienen un niño menor de tres años, pero si tiene tres años y medio les echa? ¿Qué sentido tiene eso? Cuestionaba la normativa aprobada el pasado mes de mayo con los únicos votos del Partido Popular. Esta activista informaba de que la Plataforma se reúne los martes, de 17, 30 a 19 horas, en el Centro Cívico de Nueva Segovia, en la calle Dámaso Alonso, junto al pabellón Pedro Delgado.

Y habló Sacristán de una integrante de la PAH de Segovia, cuya madre, que avaló su hipoteca, puede quedarse sin vivienda. “Esta mujer lleva toda la vida en el sector de la limpieza , fregando suelos y escaleras, y a dos años de jubilarse se puede encontrar en la calle”, recalcó.

También dijo que ayer, un miembro de la PAH de Pontevedra intentó suicidarse porque, cuando había conseguido cobrar un cantidad a un cliente, el banco se quedó con el dinero. “Es lo que le ha llevado al límite. Hace dos días hemos vivido una situación igual en Segovia. Un autónomo del sector de la Construcción consigue que le paguen y el banco lo embarga. No les dan respiro”.

Los responsables de la PAH de Segovia culpan en este caso al director de la sucursal de Bankia de la calle Doctor Hernando: “Estuvimos con él y nos dijo que no habría problema en gestionar una dación en pago. A pesar de esas buenas palabras, nos consta que fue decisión suya destinar el dinero para las letras pendientes con la entidad cuando sabía que no tenían nada”. Mientra eso ocurría, el afectado y su mujer, que tienen dos niñas de seis años y año y medio, fueron a hacer la compra a un supermercado y cuando fueron a pagar la cuenta se enteran de que tienen las tarjetas bloqueadas.

Ayer se denunciaron estas situaciones, muchos segovianos que depositaron su confianza en entidades financieras ahora ven como éstas les desahucian y les dejan sin viviendas. Para Soledad Sacristán era necesaria una acción que llame la atención sobre prácticas que califica de acoso. “Utilizan agencias o a los propios empleados de las oficinas para llamar, amenazar, humillar… Es una tortura y les llevan a la desesperación porque les dicen que no solo van a perder sus casas sino también las de quienes les han avalado, en la mayor parte de los casos los padres”.

Por eso, una treintena de activista de la PAH decidieron acercarse a la oficina de Caja Duero en la avenida de Fernández Ladreda para protagonizar un acto que solo pretendía “molestar” y llamar la atención. Entraron en la oficina de dos en dos para hacer pequeños ingresos en la cuenta de una de las afectadas —hasta un total de cincuenta euros— con monedas de cinco y de un céntimo de euro, haciendo constar en el concepto “dación en pago’. Consiguieron colapsar en parte la oficina desde las 12,30 horas hasta el cierre.

Los testimonios de dos afectadas

Tamara de Lucas – Con lágrimas en los ojos, Tamara cuenta su problema: “Me compré una casa con mi exnovio. Dejamos la relación, él dejó de pagar y yo me he hecho cargo de los pagos hasta que he podido; pero ha llegado un momento en el que me he quedado sin trabajo y ya no puedo pagar. Mis padres me avalaron y ahora nos quieren quitar las dos casas. Me parece muy injusto porque mis padres llevan toda la vida trabajando para poder pagar esa casa y ahora, por hacerme a mí un favor, puede que ellos se queden sin nada”.

“Si nos quitan las dos casas nos quedamos sin nada, ni donde vivir, ni donde ir, ni nada. Hablé con el banco para proponer que se quedaran con mi casa y yo seguiría pagando pero me han dicho que no. Ayer recibí un burofax y en diez días, si no cancelo toda la deuda, lo meten por la vía judicial y nos quitan las dos casas. Yo ya no puedo hacer más que lo que hago. Mi exnovio tiene un trabajo fijo y por eso el banco alega que no puede darme la dación en pago pero es que él no se está haciendo responsable de la casa, ni está pagando nada. Al banco eso le da igual”.

“He solicitado cuatro veces dación en pago y todas me la han denegado. La solución es pagar pero ¿cómo puedo pagar si no trabajo y mi padre lleva cuatro años en paro?. Estamos viviendo con un subsidio de 426 euros, y bastante que me están dando de comer. ¿Cómo quieren que lo hagamos? No es que no queramos, es que no podemos”.

Ana Mullor- “Me divorcié y me metí en un piso con Caja España —ahora Caja España-Duero o banco CEISS—. Me dieron muchas facilidades hasta el momento en el que me quedé sin trabajo. Fui bandeando unos meses, fui pagando, monté un negocio, me salió mal y ahora llevo cinco meses sin pagar la hipoteca. Para ellos es una cantidad ridícula, son 2.000 euros lo que tengo ahora mismo de deuda, pero para mí no”.

“Tengo un bebé de quince meses, tengo otros dos hijos más, uno de 18 y otro de 14 años, que hay que sacar adelante. Me avaló mi madre y todo su propósito (del banco) es que mi madre pague. Les da igual que sea una persona mayor, que está fregando escaleras desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde, les da igual que nos ayude; más de lo que nos ayuda no puede.

“Quieren dinero, quieren cobrar, quieren salvarse ellos y no piensan en las personas. Pero más no puedo hacer. No tengo trabajo ni de dónde sacar dinero y el poco dinero que me llega no lo puedo ingresar en el banco porque tengo dos cuentas embargadas y automáticamente desaparece…”

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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