Nunca antes desde el inicio de las protestas contra el presidente sirio Bashar Al Asad, en marzo de 2011, habían muerto tantas personas en un día: 376 perdieron la vida el pasado miércoles, según indicaron ayer defensores de los derechos humanos y activistas.
Entre las víctimas letales figuran 49 soldados de las tropas leales al régimen. Según los Comités de Coordinación Local, la cifra incluye a 107 personas «masacradas» por las tropas del Gobierno en la localidad de Thiabieh, al sur de la capital, Damasco.
Fuentes coincidentes de varias organizaciones indicaron que la mayoría de las muertes se produjeron en Damasco. Desde el inicio del conflicto unas 30.000 personas han muerto en Siria.
El opositor Consejo Nacional Sirio elogió el avance de los insurgentes armados en los territorios de Alepo y Al Raka. Por su parte, la agencia estatal de noticias Sana informó que las tropas del presidente Al Asad registraron avances en su lucha contra «grupos terroristas» en Daraa y Alepo.
En total, 40 personas murieron a lo largo del país ayer, según informaron los activistas.
Según fuentes rebeldes, los sublevados que combaten contra los uniformados del Gobierno habrían lanzado ayer un nuevo ataque coordinado en Alepo, en lo que prometen que será una «batalla decisiva» para expulsar a los soldados y milicias afines al régimen.
Pese a que han pasado ya dos meses desde que se intensificase la ofensiva en Alepo, «todos los rebeldes y brigadas» están al tanto de que ha llegado «la hora cero», según declaró un portavoz de la Brigada Tawheed, Abu Firas, que es una de las unidades más activas en la refriega por esta ciudad.
Un insurgente miembro de otro batallón confirmó este resurgimiento, mientras que el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Reino Unido, cifró en cientos el número de opositores que se han sumado a los combates.
Por otro lado, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) advirtió ayer en Ginebra que la cifra de refugiados sirios que huyen del conflicto podría duplicarse y ascender a 700.000 personas antes de que acabe el año. «Nos estamos quedando sin tiempo», dijo el coordinador de Acnur para los desplazados, Panos Moumtzis.
Esa oleada desbordaría a los países vecinos, aseguró Moumtzis, quien pidió la solidaridad de la comunidad internacional. Naciones Unidas estima que para atender a estos ciudadanos se precisan 488 millones de dólares, más del doble de lo que se ha empleado hasta ahora.
Según datos ofrecidos por la ONU, de Siria han huido un total de 294.000 personas, los cuales han buscado refugio, sobre todo, en Estados próximos, como Jordania, Líbano, Irak y Turquía.
«Los países vecinos no pueden acoger a los refugiados solos. Todos las naciones deben seguir demostrando solidaridad», manifestó Moumtzis en Ginebra.
