L a comunidad búlgara de la capital celebró ayer el Día de la Libertad, la fiesta nacional de Bulgaria, con un encuentro de hermandad e integración en el parque del cementerio, en el que mostraron su cultura, folklore y gastronomía. La presidenta de la asociación Rodina, Veselina Marinova, explicó que los objetivos de esta jornada festiva eran: dar a conocer a los segovianos las tradiciones típicas de la cultura y la gastronomía búlgaras, promover acciones de integración sociocultural a través de una actividad de carácter sociocultural, y proponer y compartir momentos de alegría y diversión en tiempos de dificultades económicas.
El colectivo de búlgaros residente en la provincia conforma la comunidad más numerosa de inmigrantes en la provincia, y aunque en los últimos años algunos han optado por regresar a su país, la mayoría, sobre todo los más pequeños, ya se sienten segovianos.
A lo largo de la mañana de ayer se desarrollaron actividades, como música y danzas tradicionales de Bulgaria, exposición de trajes y objetos típicos, un bocadillo solidario a favor de los niños del grupo, y juegos tradicionales.
La gastronomía también protagonizó parte de la jornada festiva. Al no poder elaborar en la calle los platos típicos búlgaros de cuchara, se ofreció un plato de carne tradicional de Bulgaria, así como el famoso queso búlgaro, y dulces a base de cereales.
Veselina Marinova recordó que el 3 de marzo de 1878 se firmó el acuerdo de paz entre el imperio otomano y Rusia, por el que Bulgaria adquirió su independencia y libertad. “Desde entonces celebramos este día como la fiesta de nuestro país. Estuvimos 500 años bajo el poder turco y queremos demostrar hoy que la cultura y las raíces búlgaras no se han perdido”, señaló.
La presidenta de la asociación Rodina afirmó que los búlgaros se han acostumbrado a vivir en Segovia. “Cada uno tiene épocas malas y buenas, pero lo importante es la integración, conocer al otro. Si nosotros estamos abiertos a conocer el país de acogida y se nos permite que se conozca nuestra cultura, no podemos decir que se viva mal en Segovia”. Veselina Marinova destacó que la relación con los segovianos “es bastante buena, porque llevamos la misma sangre. Tenemos muchos momentos en nuestra historia comunes, como el folklore, la alegría y la espiritualidad, que son muy parecidos, así que si la sangre es la misma, no podemos vivir mal aquí”.
En cuanto a la situación actual de su país, Veselina Marinova reconoce que “sigue teniendo problemas económicos y dificultades, pero desde que estamos en la Unión Europea sí que se ve algún crecimiento económico, social y cultural en Bulgaria”.
